lunes, 27 de octubre de 2014

Capítulo 5: Sufrimiento

INT. / DISQUERA STYLE MUSIC / DÍA

Un hombre se baja del ascensor en el piso principal. Sólo se le ven los zapatos y se acerca al puesto de Mariana, donde está ella acompañada de Marcela. Ellas no ven a aquel hombre, hasta que éste las saluda.



Alfredo: Buenas tardes.

Las muchachas al verlo, se levantan sorprendidas de los puestos en que estaban sentadas.

Mariana: Señor Alfredo… Usted

Marcela (sorprendida): ¡Papá! Llegaste…

Marcela sonríe feliz al ver a su padre, por lo que se dirige a él para abrazarlo, sin embargo éste se aparta con indiferencia. Marcela lo nota y en su mirada puede verse como esa actitud la hace sentir mal.

Alfredo: Gracias Marcela. Vine aquí primeramente porque nadie fue al aeropuerto a recogerme. Pensé que Alexis iría. ¿Le dijiste que estuve llamándolo ayer Mariana?

Mariana: Sí señor. Le dije, pero no prestó mucha importancia al respecto porque estuvo casi toda la tarde acompañado de una muchacha, que estuvo cantando además en el estudio de grabación. Es sobrina de la señora Dos Santos.

Alfredo: ¿Y dónde está él? ¿En su oficina?

Mariana: No. Él en este momento no está, no se ha aparecido por aquí en toda la mañana y yo no lo he llamado. ¿Usted tampoco lo ha hecho?

Alfredo: Sí lo hice, pero tal parece que tiene el celular apagado. Imagino que será porque se acerca la fecha de su boda con Carlota Dos Santos.

Mariana: Sí, así es, a parte también que se ha encargado todo este tiempo de los asuntos de la disquera con mucha dedicación. Es un hombre bastante comprometido.

Marcela: Bueno, yo me tengo que ir ya para la universidad. Tengo clase en una hora y no quiero llegar tarde. Hasta luego.

Marcela toma su bolso y sube al ascensor, incómoda y triste. Una vez que las puertas se cierran, no puede evitar derramar algunas lágrimas pues se siente despreciada por Alfredo.

Alfredo: No sabía que Marcela estaba estudiando una carrera en la universidad. Tienes que ponerme al tanto de muchas cosas Mariana.

Mariana: Claro que sí señor Alfredo. Marcela pasó por una fuerte crisis emocional en su ausencia, pero ya está recuperándose y aspira ser periodista. Alexis la ha apoyado mucho. Pase a su oficina. Ya mismo le llevo un café de los que le gustan. Debe estar bastante cansado con el viaje.

Alfredo: Sí, el vuelo salió anoche así que no he dormido muy bien. Te espero en mi oficina, gracias.

INT. / HOSPITAL PSIQUIÁTRICO / DÍA



Unos enfermeros están poniéndole camisa de fuerza a una desesperada Estela, que se revuelve entre gritos para intentar escapar.



Estela: (gritando desgarrada) ¡Nooooooooooo! ¡Suéltenme! ¡Suéltenme! ¡No, por favor!

Uno de los enfermeros, abre con prisa una de las habitaciones y allí meten a Estela; acto seguido, cierran la puerta bajo llave y se van. Estela se acerca a la ventanilla, llorando aterrada pues la habitación es tétrica, fría e inspira un ambiente de terror. Comienza a marearse, mientras oye risas de niños, risas que la desesperan y que poco a poco empiezan a ser más diabólicas, como si se estuvieran burlando de ella. Todo es efecto de un fuerte medicamento que al parecer le han aplicado.

Estela (débil): ¡Sáquenme de aquí! Juana, Juana…

La muchacha se derrumba en el piso, con la cabeza embotada mirando para todos lados, sudando.

INT. / HOSPITAL PSIQUIÁTRICO, OFICINA / DÍA

Carlota e Isabel aguardan sentadas en sus respectivos puestos al Doctor Alcaraz. En ese momento, entra él a la oficina.



Doctor Alcaraz: Ya está hecho señora Dos Santos (Se sienta en su sillón frente al escritorio). Unos enfermeros acaban de encerrar a su sobrina en una de las habitaciones de peores condiciones del hospital. La sedaron y le pusieron camisa de fuerza.

Carlota: (sonriendo satisfecha) Muchísimas gracias Doctor. Le agradezco que me haya hecho este inmenso favor. Créame que no se va a quedar si su recompensa, aquí tiene (Le pone un cheque sobre el escritorio).

Doctor Alcaraz: (tomando el cheque) Gracias a usted por su generosidad. Ahora bien, dígame qué desea que hagamos con su sobrina. Ya está encerrada aquí como quería. ¿Qué más quiere?

Carlota: Mucho. Háganle la vida un infierno. Como le dije por teléfono, quiero que no sólo la seden, sino que también le suministren medicamentos tan fuertes que poco a poco la vuelvan loca de verdad, que la maten y la acaben como la cucaracha miserable que es. Denle la peor comida, báñenla con agua fría a media noche.

Isabel (asustada): ¿Estás segura de lo que dices mamá? ¿No crees que ya fue suficiente con haberle encerrado aquí? Eso ya es tortura.

Doctor Alcaraz: Su hija tiene razón señora Dos Santos. Me está pidiendo cosas demasiado crueles, claro que si está segura, sabe que conmigo puede contar.

Carlota: Por supuesto que estoy segura. Esa es mi decisión. Esa muchachita estorba en esta sociedad. ¿Qué utilidad puede traer? Más bien le haré un favor al mundo, dejándola en el abandono en un lugar tan deprimente como éste de donde posiblemente no saldrá viva.

Doctor Alcaraz: Está bien, como quiera. Sus deseos son órdenes para mí.

Carlota: Me alegra oír eso (Se levanta, al mismo tiempo que Isabel). Ya me voy Doctor Alcaraz. Espero que esté bien. Lo más seguro es que no nos volvamos a ver en mucho tiempo, porque me casaré y me iré a vivir lejos con mi futuro esposo.

Doctor Alcaraz: (levantándose) Le deseo mucha suerte en su matrimonio señora. Hasta luego.

Carlota le sonríe al Doctor y se retira de la oficina, con Isabel.

INT. / DISQUERA STYLE MUSIC / HORAS DESPUÉS

Alexis llega a la disquera, vestido de manera más informal, sonriendo y se acerca a Mariana. Ella al verlo se levanta.



Alexis: Hola Mariana.

Mariana: (sonriendo) Hola Alexis. Qué bueno que llegas. Tu padre llegó hace poco más de una hora de su viaje. Está en su oficina.

Alexis (sorprendido): ¿Mi papá ya llegó? Claro, ahora recuerdo que me lo dijiste ayer. Lo siento mucho, no presté mucha atención.

Mariana: Descuida. Lo que pasa es que estuviste tan entretenido con aquella muchacha toda la tarde...

Alexis: (sonriendo feliz) Sí, tienes razón. Te voy a confesar algo Mariana. Ayer aplacé mi matrimonio con Carlota. Le pedí que nos diéramos un tiempo para pensarlo todo mejor, para poder aclarar mis ideas.

Mariana (feliz): ¿De verdad? Es la mejor decisión que pudiste haber tomado. Tú eres demasiado valioso para casarte con una bruja clasista como esa. Ojalá no te cases nunca con ella y seas feliz al lado de una mujer que sí te merezca.

Alexis: Gracias Mariana. Tú siempre apoyándome en todo. Créeme que eso lo valoro mucho. Gracias.

Mariana: ¿Y hay otro motivo en especial para que prácticamente le hayas terminado a Carlota Dos Santos? Lo digo porque te veo muy contento, de mejor semblante. Imagino que será por haberte librado de esa mujer (ríe).

Alexis: (riendo) Jajajaja. Pues sí. Tienes razón. Me gusta otra mujer, pero que más que atracción, es un sentimiento más profundo. ¿Sabes? Todo en ella me encanta, me fascina. Cuando estoy a su lado, disfruto mucho de su compañía. Creo que me estoy enamorando de ella...

Mariana (nerviosa): ¿Y quién es esa mujer? ¿La conozco?

En ese momento, Alfredo sale de su oficina y ve a su hijo.



Alfredo: ¡Alexis, hijo!

Alexis: ¡Papá!

Padre e hijo se abrazan de manera fraternal, gustosos de volver a verse.

Alexis: Perdona que no te haya llamado, ni que te haya ido a recoger al aeropuerto. Lo siento.

Alfredo: No te preocupes. Entiendo que dirigir la disquera no debe ser fácil, más cuando las ventas han descendido un poco, sumado a que dentro de un mes estarás casado con Carlota Dos Santos.

Alexis: Sí. La verdad es que tengo varias cosas que contarte, sobre la disquera y sobre mi matrimonio con Carlota. También debo hablarte sobre Marcela que no pasó por un buen momento.

Alfredo: Bien, pues siendo así, pasemos a mi oficina y allí podrás ponerme al tanto de todo mejor que Mariana.

Alexis y Alfredo pasan a la oficina de éste último. En eso, una secretaria se acerca a Mariana.

Secretaria: Hay un hombre que te está esperando en la cafetería.

Mariana (extrañada): ¿Un hombre? ¿De quién se trata?

Secretaria: Es tu padrastro.

Mariana al oír a su compañera, se asusta y se va para el piso de abajo donde está ubicada la cafetería y donde aguarda su padrastro.

INT. / MANSIÓN DOS SANTOS / DÍA



Carlota llega a casa con Isabel. La primera sonríe feliz por el negro destino que le espera a Estela. Las dos entran al cuarto de Carlota. Ésta última se tumba sobre la cama.



Carlota: ¡Ay! Me siento tan agotada, no es para menos con el día tan ajetreado que he tenido hoy, pero ha valido la pena. Ya me deshice de la sucia de Estela y podré recuperar a mi Alexis.

Sebastián pasa por el pasillo y comienza a escuchar tras la puerta.



Isabel: La verdad es que ahora no estoy tan convencida de que internar a Estela en ese manicomio haya sido lo mejor. Allá la van a matar, mamá. Ella no está loca. La compadezco por todo lo que le va a pasar.

Carlota: Ahora no es momento de arrepentimientos Isabel. Te recuerdo que la idea fue tuya, así que no entiendo de qué sientes remordimiento. Estela me quitó a mi novio, se burló de mí, se interpuso en mi camino y de alguna manera tenía que quitarla de por medio. Yo no podía permitir que se quedara con mi hombre, con mi futuro esposo. ¡Alexis es mío!

Sebastián escucha atónito toda la conversación.

Isabel: No sé qué pensar. Me siento un poco mal. ¿Y si el Doctor Alcaraz llega hacerle lo mismo que a sus demás pacientes?

Carlota (cínica): ¿A qué te refieres?

Isabel: Tú sabes a qué me refiero. ¿Qué pasa si el Doctor Alcaraz llega a abusar de ella, a violarla? Eso es algo mucho más grave.

Carlota: Pues que lo haga. Poco me importa lo que pase con esa sucia. Entiéndelo Isabel, ahora que me libré de ella, me importa un bledo su miserable vida. Por mí que se pudra.

Sebastián no lo soporta más y entra sin tocar a la habitación. Carlota al verlo se asusta un poco y se levanta de la cama, molesta.

Carlota: ¿Cómo te atreves a entrar así a mi cuarto? ¡Igualado, lárgate! Ya que tú hermanita Estela está en un manicomio y no me sirve como empleada, tú y la otra marginal de Juana se pueden ir largando de mi casa.

Sebastián: No hace falta que me vaya con Juana, porque ella está muerta (sollozo).

Carlota: (burlándose) ¿Muerta? ¡Vaya, esa no me la sabía! ¿Y de qué murió la pobrecita? ¿Por casualidad no sería por... una sobredosis? ¡Claro, debió ser por eso porque Juanita no era más que una vulgar drogadicta que ahora debe estar pudriéndose en el infierno! Una lacra menos en el mundo.

Sebastián (furioso): ¡Vieja bruja! ¡Le prohíbo burlarse de Juana! ¡Respete su memoria! ¿Ya no le fue suficiente con la desfachatez que hizo encerrando a mi hermana en un hospital haciéndola pasar por loca? ¡Maldita!

Carlota (furiosa): ¡Tú a mí no tratas así, mocoso! ¡Lo que haga no tiene por qué importarte! ¡Lárgate de mi casa o llamo a la policía para que ellos te saquen a la fuerza!

Sebastián: ¡Hágalo! Llame a la policía para que veamos quien sale perdiendo más. Yo no creo que ellos se queden de brazos cruzados cuando les cuente que internó a mi hermana en un manicomio, sin estar loca. Eso es delito.

Carlota: (riendo con cinismo) Eso lo veremos. ¿Te das cuenta de con quién estás hablando? ¡Con Carlota Dos Santos! Mientras que tú eres un pobre diablo, un mocoso. Tengo tanto poder como para que el mismísimo presidente se crea que la sucia de tu hermana está enferma de la cabeza.

Isabel: Sebastián, cálmate por favor. Todo tiene una explicación.

Sebastián: ¡No trates de tomarme por tonto Isabel! ¡Yo lo oí todo bastante bien! Esta mujer metió a Estela en un hospital psiquiátrico por celos, por envidia. Siente envidia porque su novio se enamoró de mi hermana al ser más joven.

Carlota (histérica): ¡Cállate! ¡Cierra la boca, imbécil! ¡No te permito que me hables de ese modo!

Sebastián: ¿Sabe qué? Ya mismo voy a acabar con este teatro. Cómo sea haré que Estela salga del manicomio. Voy a comprobar que no está enferma de la cabeza, ni que está loca y a usted le va a ir bastante mal. Eso se lo aseguro.

Sebastián sale de la habitación. Carlota va tras él. Isabel no sabe qué hacer.

Isabel: ¿Mamá, a dónde vas?

Sebastián está a punto de bajar las escaleras. Carlota lo toma bruscamente de un brazo y lo gira a él.

Sebastián: ¿Qué está haciendo? ¡Suélteme! (Se suelta).

Carlota: ¡Tú no le vas a contar absolutamente nada a nadie, imbécil! ¡Primero te mueres!

Y en un arranque, la mujer empuja a su sobrino. Éste cae rodando brutalmente por las numerosas escaleras en cámara lenta. Isabel observa con la boca abierta como Sebastián cae, golpeándose repetidas veces la cabeza y cuando termina de caer, su cuerpo yace sobre el piso y un charco de sangre se hace notable. Carlota se lleva las manos a la boca, aterrada.

Isabel: ¡Mamá! ¿Qué hiciste?

La muchacha baja corriendo las escaleras para socorrer a Sebastián. Carlota observa atónita.

INT. / DISQUERA STYLE MUSIC, CAFETERÍA / DÍA

Mariana llega a la cafetería y ve a su padrastro. Se trata de nada y nada menos que del Doctor Alcaraz. Ella se acerca a él, molesta.



Mariana: ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué haces buscándome? ¿Por qué no entiendes que ya no quiero nada contigo, que me quiero alejar de ti?

Doctor Alcaraz: Tú sabes que mi vida no tiene sentido sin ti Mariana. Te amo. Te necesito (Le acaricia el rostro, pero Mariana se aleja).

Mariana (solloza): ¿Me amas? ¿Dices amarme con todo el daño que me hiciste después de que mi mamá murió? Tú eres un cerdo desgraciado que se aprovechó de mi cobardía todos estos años para violarme, para aprovecharte de mí. ¡Ya deja de acosarme y lárgate de mi vida!

Mariana intenta irse, pero Alcaraz la toma de un brazo.

Doctor Alcaraz (recio): ¡Eso no! Tú no me vas a sacar de tu vida Mariana. Eso sí que no. Vas a volver a vivir conmigo. Vas a ser mi mujer y te seguiré haciendo mía cuantas veces quiera.

Mariana (furiosa): ¡Cínico! ¡Suéltame ahora mismo o haré un escándalo!

Doctor Alcaraz: No quiero ser duro contigo, así que tendrás que escucharme muy bien. Vas a volver a vivir en mi casa, me obedecerás en todo lo que te diga te guste o no. ¡Tú eres mía Mariana, mía! (La zarandea de los brazos).

Mariana: (gritando) ¡Déjame, suéltame! ¡Auxilio, ayúdenme por favor!

Doctor Alcaraz: (hablando en voz baja) ¡No grites! ¡Cállate!

Un par de guardias de seguridad llegan al socorro de Mariana. El Doctor Alcaraz no ve de otra que soltarla e irse, pero antes le lanza una mirada fulminante a la aterrada muchacha que rompe a llorar. Unas compañeras se le acercan para calmarla y consolarla.

INT. / HOSPITAL PSIQUIÁTRICO, HABITACIÓN DE ESTELA / HORAS DESPUÉS



Estela está acostada en el piso, babeándose ante el efecto de los severos medicamentos que le han aplicado y mirando para todos lados.



Estela: Juana… Sebastián…

En eso, alguien entra a la habitación. Es el Doctor Alcaraz, pero Estela lo ve de una manera muy difuminada, pues el medicamento también ha alterado su visión. El doctor pone a grabar una cámara digital y la coloca sobre un trípode. Luego se acerca a Estela, se inclina y mirándola con lascivia, comienza a tocarle las piernas.

Doctor Alcaraz: ¿Sabes algo? La primera vez que te vi la casa de tu tía Carlota, me fijé en lo que bonita que eres y ahora te tengo sólo para mí. Te dará una bienvenida que no te esperas. Nos vamos a divertir mucho Estelita... Ya lo verás.

Estela (débil): ¿Quién es usted? Déjeme…

El Doctor Alcaraz abraza a Estela fuertemente y la huele en el cuello con el mayor fetichismo, mientras con una mano continúa acariciando las piernas de la muchacha. Todo es grabado por la cámara digital. En un momento dado, El doctor se desabrocha el cinturón y justo cuando está dispuesto a consumar la violación, una joven enfermera entra a la habitación y deja caer la bandeja que sostenía al ver como El doctor pretendía abusar de Estela.

Enfermera (apenada): Disculpe Doctor. Yo no sabía que…

El Doctor Alcaraz se levanta, se abrocha el cinturón y se acerca violento a la enfermera.

Doctor Alcaraz: Ni una sola palabra de lo que acabas de ver. ¿Entendido?

Enfermera: (asentando con la cabeza) Sí señor.

El doctor toma su cámara y sale de la habitación. Estela empieza a recuperar la consciencia y su visión se hace más clara.

Estela (agitada): ¿Qué hago aquí? ¡Suéltenme! ¡Yo no estoy loca, no lo estoy! ¡Suéltenme! (Intenta soltarse de la camisa de fuerza, pero es imposible).

Enfermera: Cálmese, por favor. Ya mismo le aplicaré su medicina, pero no grite. Puede alterar a los demás pacientes.

Estela: (llorando) ¡No! ¡Tengo que ver a mi hermana! ¡Tengo que verla, ella no puede estar muerta! (Desesperada). ¡Sáqueme de aquí señorita, se lo suplico!

La enfermera ignora las palabras de Estela, recoge la bandeja sobre la que traía los medicamentos y prepara una inyección. Estela intenta levantarse, pero siempre cae en el intento al verse privada de sus brazos. La enfermera le inyecta en el cuello el medicamento y sale de la habitación, cerrando la puerta bajo llave. Estela llora desesperada y empieza a vomitar compulsivamente.

INT. / CAFETERÍA / DÍA

Alexis ocupa una mesa, mientras toma un café en una taza. Mira la hora en su reloj de muñeca.



Alexis: Qué extraño. Estela quedó de venir aquí con sus hermanos para llevarlos al apartamento que pienso prestarles, pero no llegan. Ni modo (Se levanta). Tendré que ir a la mansión, así que me encuentre con Carlota.

Él saca su billetera y tira sobre la mesa un par de billetes. Luego sale de la cafetería.

INT. / MANSIÓN DOS SANTOS / NOCHE

El equipo forense está llevándose el cuerpo sin vida de Sebastián, sobre una camilla y cubierto por una sábana. Un policía interroga a Carlota a Isabel. Las dos lloran, pero Isabel lo hace más notable.



Policía: El joven murió desnucado, tal parece que mientras caía por las escaleras.

Carlota (nerviosa): ¡Qué barbaridad oficial! La verdad es que… Fue algo bastante repentino. Todo pasó tan rápido que en un abrir y cerrar de ojos vi a Sebastián tirado al final de las escaleras. Usted no sabe lo que sentí, no se lo imagina (Rompe a llorar).

Policía: ¿Me puede explicar de nuevo cómo pasó todo?

Carlota: Ya se lo dije. Yo discutía con el muchacho porque él no aceptaba que hubiera internado sin su permiso a su hermana en un hospital psiquiátrico. Fue entonces que en medio de la discusión, él iba a bajar las escaleras, pero dio un paso en falso y cayó rodando.

Policía: (a Isabel) ¿Usted me puede corroborar el testimonio, señorita?

Isabel no se siente capaz de responder ante el llanto, por lo que sale corriendo a su cuarto, pues su madre no dicho cómo fue realmente que Sebastián cayó por las escaleras y lo obvio es que no lo dirá.

Carlota: Disculpe a mi hija, oficial. Entienda que ella quería mucho a su primo y esto la ha dejado desbastada. Si desea, venga mañana cuando se sienta mejor y capaz de responder a todas sus preguntas.

Policía: Está bien. Gracias señora Dos Santos. Tenga buena noche y por mi parte, mi más sentido pésame por la muerte de su sobrino.

Carlota: Gracias oficial. Buenas noches.

Todos los policías y forenses se van de la mansión. Carlota se limpia las lágrimas y sube al cuarto de Isabel. Isabel llora acostada sobre la cama, atormentada.

Carlota (molesta): ¿Cómo fuiste tan estúpida de salir corriendo cuando el policía te iba a interrogar? ¡Eso le puede resultar sospechoso!

Isabel: ¡Vete mamá! No quiero hablar contigo. ¡Vete! ¿Te das cuenta de lo que hiciste? ¡Mataste a Sebastián, mataste a un ser humano, por Dios!

Carlota: ¡Claro que me doy cuenta! ¿Pero qué puedo hacer? ¿Crees que me siento muy contenta teniendo las manos manchadas de sangre? ¡Me convertí en una asesina! (Grita desesperada).

Las dos mujeres lloran. Carlota se sienta al lado de Isabel en la cama.

Carlota: Escúchame hija. Vamos a olvidar esto. Sólo va a ser un mal sueño, no te mortifiques. Cálmate.

Isabel: ¿Cómo me pides eso si no puedo dejar de recordar el momento en que arrojaste a Sebastián por las escaleras? Me voy a volver loca, mamá. Fue algo horrible.

Carlota: Ya no lo podemos remediar. El mugroso ese está muerto. Está bien que llegué muy lejos. Lo hice en un momento de ira. Yo no quería hacerlo, pero no podemos hacer nada. Posiblemente a policía vuelva mañana para tomar tu testimonio, así que tendrás que sustentar lo que dije.

Isabel se queda callada, mirando con recelo a su madre. En eso, tocan la puerta del cuarto.

Carlota: Adelante.



Concepción: (entrando) Señora, disculpe pero afuera está el joven Alexis buscando a Estela.

Carlota: (levantándose) ¿Alexis está aquí? ¿Y tú qué le dijiste de Estela?

Concepción: Le dije que no estaba, más no me atreví a decirle que se la habían llevado esta mañana a un hospital mental. Tampoco le mencioné el accidente de su sobrino.

Carlota: Está bien Concepción. Retírate. En unos segundos lo atenderé.

Concepción se va.

Isabel: Concepción no estaba en la casa cuando pasó todo, ¿verdad?

Carlota: No, no estaba. Hoy tenía día libre, así que hace poco llegó. Iré abajo para atender a Alexis. Luego seguiremos hablando tú y yo.

Carlota sale del cuarto y cierra la puerta tras sí. Isabel se queda pensativa. En la sala de la mansión, Alexis aguarda de pie. Carlota aparece.



Carlota (seria): Alexis. Qué sorpresa, no me esperaba tu visita.

Alexis: No vine a visitarte a ti Carlota. Vine por Estela y sus hermanos. Pienso prestarles un apartamento que tengo disponible para que vivan, mientras Estela avanza como cantante.

Carlota: Pues aquí no está Estela. Concepción ya te lo dijo, ni tampoco sus hermanos.

Alexis: ¿Entonces en dónde están? ¿A dónde fueron? Quedé con Estela de encontrarnos en una cafetería, pero no llegaron.

Carlota: Era lo más seguro ante la circunstancias. ¡Ay Alexis! (Se pone solloza). Tú no te alcanzas a imaginar todas las desgracias que sucedieron hoy. Siento como si el mundo se me hubiera venido encima (Rompe a llorar).

Alexis (extrañado): ¿Qué pasó Carlota? ¿Qué pasó con Estela y sus hermanos? ¡Habla!

Carlota: Juana falleció esta mañana. Cuando mi sobrino Sebastián le dio la noticia a Estela, ésta tuvo un severo ataque nervioso. Se puso agresiva, comenzó a tirar todo. Yo intenté calmarla. Le pedí a Sebastián que fuera por sus medicinas, pero Estela no escuchaba razones. ¡Me golpeó salvajemente! Ella lloraba. ¡Lloraba mucho, por Dios! Me duele recordarlo (Miente con gran facilidad mientras llora).

Alexis (preocupado): ¿Y qué pasó con Estela?

Carlota: Tuve que llamar al hospital psiquiátrico de mi amigo, el Doctor Alcaraz. Él envió una ambulancia con unos enfermeros y se llevaron a la pobre muchacha.

Alexis: ¿Internaste a Estela en un hospital psiquiátrico? ¡Pero Carlota! Ella estaba completamente bien de salud mental. No debiste haberlo hecho.

Carlota: ¿Y qué querías que hiciera? Estela estaba sin control alguno. La noticia que recibió no era buena para sus nervios, por eso reaccionó de la peor manera. Pero eso no es lo único.

Alexis (perturbado): ¿Qué más pasó?

Carlota: Sebastián… Sebastián sufrió un accidente horrible. ¡Ay, Dios mío! (Llora desgarrada). Él también está muerto. Se cayó por las escaleras mientras discutía conmigo porque no estaba de acuerdo con que hubiera internado a Estela en el hospital y ese accidente fue mortal para él. Mi pobre sobrinito, Alexis. ¡Sebastián!

Alexis se sienta en un sofá y se pasan las manos por el rostro, impresionado por todo lo sucedido. Carlota continúa llorando, pero con disimulo, sonríe al ver que sus mentiras han resultado creíbles para Alexis. Luego de unos segundos, él se levanta.

Alexis: ¿En qué hospital está Estela? Tengo que verla.

Carlota: Eso no es conveniente Alexis, además mira la hora que es, no te van a dejar verla. ¿Estás dudando de lo que digo?

Alexis: No es eso Carlota, para nada. Todo lo contrario, por todo lo que pasó, tengo que ver a Estela, ver cómo se encuentra. Dime el hospital. Yo me las arreglaré para que me dejen verla.

INT. / HOSPITAL PSIQUIÁTRICO, PASILLOS / NOCHE



Alexis llega al hospital psiquiátrico dónde se encuentra Estela. Una enfermera le deja ver a la muchacha a cambio de un par de billetes. Alexis se acerca a la habitación y observa impresionado por la ventanilla de la puerta como Estela está echada sobre el piso, con camisa de fuerza, despelucada, con la mirada ida y babeándose. Él no puede evitar conmoverse al ver a Estela en semejante Estela y se le salen las lágrimas.



Alexis: Estela, mi amor… ¿Cómo puede estar pasándote esto?

Enfermera: Joven, debe irse ya. Pueden verlo aquí y eso me traería muchos problemas.

Alexis: Espere un segundo. Dígame algo. ¿Cuál es el diagnóstico de Estela? ¿Cuándo va a poder recuperarse del estado en el que está?

Enfermera: La verdad no sé mucho al respecto, pero lo único que puedo decirle es que atraviesa un shock nervioso bastante severo. Eso le oí comentar a la enfermera que le suministra los medicamentos y está pendiente de ella.

Alexis: ¿Y es posible que salga de ese shock nervioso?

Enfermera: Eso depende de ella y de la manera en qué reaccione con los medicamentos, porque si éstos no le funcionan, entonces se le tendrán que suministrar unos más potentes y si llega el caso, practicarle electrochoques.

Alexis no dice nada. Se limpia las lágrimas y se va, sin ni siquiera despedirse de la enfermera.

EXT. / CEMENTERIO / AL DÍA SIGUIENTE

Es de mañana. Se está llevando a cabo el entierro doble de Juana y Sebastián. El sacerdote predica algunos sermones, mientras Carlota a Isabel lo escucha. Las dos son las únicas asistentes y visten de negro. La ropa de luto de Carlota, a pesar de ser negra, le sienta bastante bien pues es elegante y fina. Isabel llora.



Carlota: (susurrando molesta) Me tienes harta con tu lloradera. Ya es suficiente. Tienes que superarlo Isabel, no quiero que bajo ninguna circunstancia llegues a decirle a alguien cómo fue que se murió el estúpido de Sebastián.

Isabel: Trataré de hacerlo, pero no te lo prometo.

Carlota: Esa respuesta no me sirve. Quieras o no, tenemos un secreto que nunca podrá ser revelado. ¿Entendiste? Cambiando de tema, este entierro doble me está costando un buen dinero, pero está bien. Lo tomaré como una obra de caridad para con estos pobres diablos (Se pone unos lentes de sol negros).

En eso, Alexis se acerca a ellas. También va vestido de negro. El sacerdote termina de dar su sermón y se retira. Los ataúdes aún no han sido bajados y sobre cada uno reposa un ramo de flores.



Alexis: Lo siento mucho Carlota. Quiero que sepas que cuentas con mi apoyo en estos momentos duros para ti. Imagino que no debe ser nada fácil ver cómo dos de tus sobrinos murieron en un mismo día.

Carlota (cínica): Es lo más duro de lo que te puedes imaginar Alexis, pero te lo agradezco. Gracias por venir.

Carlota aprovecha para abrazarse a Alexis, éste le corresponde. Isabel mira indignada y se va.

Carlota (pensando: Mi amor, pronto vas a ser mío de nuevo y nos vamos a casar. Eso te lo aseguro).

CONTINUARÁ…

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