viernes, 28 de noviembre de 2014

Capítulo 15: Desenterrando el pasado



Un auto lujoso se estaciona en la entrada de la mansión Dos Santos. El chofer sale y abre la puerta de los asientos de atrás. Estela sale mirando la fachada de la mansión con sus típicas gafas de sol. En el interior del auto, aguarda Carlota, quien es cargada por el chofer para ponerla en su silla de ruedas. Estela la arrastra de las manijas de empuje de la silla y le habla al oído.



Estela: Llegó la hora Carlota. Prepárate (sonríe)

Carlota sólo guarda silencio, con una notable mirada de amargura. La mujer se ve vestida con ropa más sencilla, el pelo suelto y desmaquillada. Minutos después, ya en el interior de la mansión, Estela arroja su bolso sobre un sofá.

Estela: ¿Te gusta la nueva decoración? Compré muebles más modernos, cortinas e inclusive mandé a pintar las paredes por unos colores más sofisticados, porque déjame decirte que los anteriores eran realmente horribles.

Carlota: Te recuerdo que esta mansión aún es mía por más inválida que esté, así que no te sientas con suficientes derechos sobre ella.

Estela: Eso es algo que siempre he dudado. Yo tenía diez años cuando salí de esta mansión con mis dos hermanos. Nos echaste como perros a la calle, sin piedad después de que mis padres murieran en aquel accidente.

Carlota: ¿Qué tratas de insinuar?

Estela: ¡Que eres una rata ladrona! (Le dice en la cara) Yo nunca reclamé lo que me correspondía de la parte de la herencia que mi abuelo le dejó a mi mamá. Te la dejaste para ti y a nosotros nos despojaste de todo, pasando hambres.

Carlota: Ese no era mi problema. Ninguno de ustedes era mayor de edad como para manejar tanta fortuna y bienes.

Estela: Eso no significaba ningún impedimento. Por ley, mis hermanos y yo habríamos tenido que vivir contigo en esta mansión, disfrutando de todos los lujos y comodidades hasta que yo fuera mayor de edad y pudiera manejar esa parte de la herencia.

Carlota: ¿Y qué pretendes haciéndome reclamaciones tan estúpidas justo ahora?

Estela: ¿No es obvio? Pienso reclamar lo mío, lo que me pertenece por derecho, así que tendrás que entregarme el testamento de mi abuelo y todos los papeles que tienes en tus manos.

Carlota: No recuerdo en dónde dejé esos papeles.

Estela: (jalándola del pelo) ¿Me crees estúpida Carlota? ¡Vas a tener que entregármelos quieras o no! ¿Me entendiste?

Carlota no dice nada y empieza a sollozar. Estela la suelta del pelo.

Estela: Llamé a Concepción, la antigua ama de llaves ya que voy a necesitar empleados que se encarguen de los quehaceres de la mansión. Por lo pronto, preparé una sorpresa especial para ti

Carlota (nerviosa): ¿Qué vas a hacer conmigo?

Estela: (sonriendo con malicia) Ya lo verás

Estela toma de las manijas de la silla e impulsa a Carlota. Las dos se trasladan a través de un pasillo y llegan hasta a un cuarto del fondo. Estela abre la puerta, entra con Carlota y se va al baño de ese mismo cuarto, mientras Carlota mira nerviosa a su alrededor lo tétrico que se ve, con telarañas, humedad y una modesta cama, con un foco de escaza luz colgado en el techo. Estela vuelve al cuarto, usando en las manos unos guantes blancos y sosteniendo una jeringa. La joven aprieta la parte superior de la jeringa y el líquido que contiene sale disparado en el aire.

Estela: (mirando la jeringa) ¿Sabes? En el tiempo que estuve en el manicomio, me inyectaban más de una vez al día, con sobredosis para enloquecerme de verdad. ¡Pasa!



En ese momento, al cuarto entra Andrés, el mayordomo, quien toma fuertemente de las muñecas a la mujer. Carlota mira totalmente anonada.

Carlota: ¿Qué es esto? ¿Qué me piensan hacer? ¡Suéltame!

Estela: ¡Me horrorizaba cada vez que entraban enfermeros a la habitación! Me tiraban la comida como a un perro, me golpeaban, me bañaban a la media noche y yo… Yo me sentía morir de frío, sola, en esa habitación, alucinando (Recuerda con los ojos vidriosos)

Carlota (muy nerviosa): ¡Dime qué me vas a hacer desgraciada!

Estela: Vas a sentir en carne propia lo que yo viví. ¡Lo que tú me hiciste vivir por tus malditos celos y envidia! ¡Vas a saber qué es sufrir y vivir un infierno!

De repente, Estela inyecta a Carlota en el cuello. Ésta se queda inmóvil, siendo sujetada por Andrés.

Carlota: (perdiendo el habla) ¿Qué… qué me acabas de hacer?

Estela: (a Andrés) ¡Ponle la camisa de fuerza!

Andrés obedece y empieza a ponerle una camisa de fuerza a Carlota a quien todo le comienza a dar vueltas, su visión se torna borrosa y ve como Estela sale del cuarto sin decir nada.

Carlota: ¡Espera! ¡No me dejes aquí! ¡Espera! (Gritando desgarrada y cada vez más mareada)

Andrés termina de ponerle la camisa a Carlota y también sale del cuarto. Cierra la puerta bajo llave y se queda sola, a oscuras y perdiendo la razón.

Carlota: (aterrada) ¡No me dejen aquí sola! ¡Abran la puerta! ¡Abran la puerta! (Repite desesperada) ¡No me dejen aquí! ¡Noooo!

Ese último grito de Carlota se escucha en un eco profundo. Por otra parte, Estela camina por un pasillo, sonriendo satisfecha, pero entre lágrimas. Andrés camina tras ella.

Estela: Quiero que la mantengas vigilada cada dos horas. Y por supuesto, ni una sola palabra de esto a nadie, ni siquiera a tus familiares. ¿Entendido? (Se voltea y lo mira)

Andrés (serio): Usted sabe que tiene toda mi fidelidad señorita, desde el momento en que me encargó provocar el accidente de su tía.

Estela: Y una última cosa. De ahora en adelante no vuelvas a recordarme eso. Resérvatelo para ti solo.

Andrés: Como ordene (Baja la cabeza)

Estela: Ya te puedes retirar.

Andrés se va, dejando a Estela sola y sonriendo aún muy satisfecha.

EXT. / CASA SAÍN / DÍA

Mariana lleva rato tocando la puerta, sin embargo nadie se ha anunciado.



Mariana: (tocando) ¿Por qué Alexis no me abre? ¡Alexis! (Lo llama en voz alta mientras continúa tocando)

En ese momento, Alexis abre finalmente la puerta. Mariana nota de inmediato su apariencia un tanto más desmejorada y pálida.



Alexis (desanimado): ¿Qué estás haciendo aquí Mariana?

Mariana: Vine a verte porque hace días no sabía nada de ti y me preocupé. ¿Puedo pasar?

Alexis permite que Mariana pase a la casa. Él cierra la puerta. Los dos se dirigen a la sala.

Mariana: ¿Por qué no contestabas ninguna de mis llamadas? ¿Qué te pasa? (Lo mira preocupada)

Alexis: Simplemente no me he sentido bien y no quería hablar con nadie. Discúlpame.

Mariana: ¿Todavía sigues así por el accidente de Carlota?

Alexis: Ya no se trata sólo de eso. Carlota no pudo perdonarme y me pidió el divorcio. Lo firmamos hace unos días.

Mariana (sorprendida): ¿Cómo? ¿Tú y doña Carlota están divorciados?

Alexis: Ella lo quiso así. Decidió ponerle fin a nuestro matrimonio y por más que intenté pedirle que me diera una oportunidad, me rechazó (sollozo).

Mariana: Era de esperarse que reaccionaría así, pero no me imaginé que te pudiera pedir el divorcio.

Alexis: El caso es que todo se acabó. Carlota no quiere volver a saber nada de mí. Me odia (se le saltan las lágrimas al tiempo que se sienta en un sofá) Me odia y no sé si me pueda perdonar por lo que le hice

Mariana: Tal vez era mejor que las cosas acabaran así entre tú y ella (Se siente a su lado y lo conforta) Después de todo, tu matrimonio no podía acabar en nada bueno desde el momento en que empezaste a involucrarte con Estela.

Alexis: Yo lo sé, pero quería reponer de algún modo el daño que le había hecho a Carlota, cuidarla, brindándole mi apoyo, no dejarla sola, estar a su lado como esposo. Fue por mi culpa que quedó paralítica

Mariana: Ese hubiera sido otro gran error de tu parte, porque sólo hubieras estado con ella por lástima y culpabilidad. Lo mejor es que aproveches esta oportunidad para recomenzar tu vida Alexis

Alexis: ¿Y cómo podría recomenzar mi vida tan tranquilo mientras Carlota sufre estando en una silla de ruedas por mí? Eso es algo que no me voy a perdonar. Yo no quería que las cosas terminaran de esta manera.

Mariana: Por más duro que sea, tienes que intentarlo (Lo toma de las manos y lo mira con ternura) Tienes que perdonarte, seguir adelante. Hazlo tan siquiera por tu hermana, por Marcela…

Alexis: ¡Marcela! Con todo esto ni siquiera he podido ir a verla al hospital psiquiátrico.

Mariana: Nunca es tarde para recomiences lo que creías olvidado y no lo digo sólo por Marcela, que te necesita, sino también por ti… Por tu vida

Alexis: Tal vez tienes razón, yo… (Se limpia los ojos) Voy a intentarlo Mariana. Te prometo que haré el intento. Gracias por aconsejarme y no dejarme solo.

Mariana le sonríe ilusionada a Alexis.

INT. / MANSIÓN DOS SANTOS, DESPACHO / DÍA

Estela hurga entre el estante varias carpetas y papeles, sin embargo no encuentra lo que busca.



Estela: (hojeando una de las carpetas) ¿En dónde puede estar el estúpido testamento de mi abuelo? Tiene que estar por aquí (Toma otra carpeta negra y lee el contenido) ¡Este es!

La joven sonríe y se sienta con imponencia en el sillón, al tiempo que toma una apetitosa manzana roja y le da un mordisco.

Estela: (leyendo el testamento) Aquí mi abuelo dejó nombradas como herederas a mi mamá y a Carlota después de morir. Luego de un tiempo fueron mis padres los que murieron juntos en un accidente de coche (pensativa) Por derecho la parte de mi mamá, pasaba a ser de mis hermanos y mía, pero Carlota se encargó de despojarnos de todo.

Estela pone la carpeta del testamento sobre el escritorio y continúa pensando.

Estela: Mi abuelo debió dejar a alguien a cargo de que el testamento se cumpliera a cabalidad, a un apoderado o un licenciado, pero me falta saber por qué esa persona nunca actuó a nuestro favor para evitar que Carlota nos echara a la calle sin nada, a no ser que la muy mustia la comprara.

En ese momento, tocan la puerta.

Estela: Adelante.



Andrés: (entra al despacho) Con permiso señorita. La busca una joven, se llama Adela Parker.

Estela: Hazla pasar, por favor.

Andrés se retira y segundos después, al despacho entra Adela muy sonriente. Estela se levanta para saludarla



Estela: ¡Adela!

Adela: Hola Estela (Se saludan con un beso en la mejilla) ¿Cómo estás?

Estela: Muy bien, me alegra que hayas venido para conocer mi nuevo hogar. ¿Qué te parece?

Adela: Me parece una mansión espectacular, es grande, muy bonita. Felicidades. ¿La compraste?

Estela: Es mía y de mi tía. Me mudé con ella para cuidarla. Imagínate que hace unos días sufrió un accidente fatal que la dejó inválida.

Adela: Qué mal, no sabía nada.

Estela: (sentándose de nuevo en el sillón) No te preocupes, siéntate. ¿Quieres tomar algo?

Adela: (sentándose frente a Estela) No, muchas gracias. De hecho sólo vine para invitarte personalmente al cumpleaños de mi abuelo. Va a ser esta noche en nuestra casa. ¿Te gustaría ir?

Estela: Claro que sí, me encantaría. Voy a asistir encantada. Además también me gustaría mucho conocer a tu abuelo, aunque me tomas de improvisto. Ni siquiera sé que regalo llevarle, ni qué ponerme.

Adela: Por el regalo no te preocupes. Ya sin querer hace días se lo diste confirmándome tu asistencia al show del canal, que por cierto es mañana.

Estela: Sí, es verdad. Ya tengo preparada la canción que voy a presentar, junto con la coreografía y seleccioné a mis mejores bailarines para que me acompañen.

Adela: En el canal estamos preparando nuestro mejor estudio para que todo salga impresionante. Estoy segura que el show va a ser un éxito (Le sonríe)

INT. / HOSPITAL PSIQUIÁTRICO / DÍA

Alexis y Mariana caminan acompañados de una enfermera. Ésta les abre la puerta de la habitación de Marcela.



Alexis: (a la enfermera) ¿Cómo sigue mi hermana?

Enfermera: En esos últimos días ha presentado una notable mejoría. Ya no entra en trances por largas horas como antes.

La enfermera termina de abrir la puerta.

Enfermera: Intenten no alterar a la paciente. Una recaída para ella puede ser muy grave.

Alexis: Está bien. ¿Quieres entrar conmigo Mariana o prefieres esperarme?

Mariana: Es preferible que entres tú para que pasen un momento de hermanos a solas.

Alexis entra a la habitación y acto seguido, la enfermera cierra la puerta. Él se acerca a Marcela, quien está sentada en una cama pequeña, sin camisa de fuerza y mirando a través de la ventana el exterior.



Alexis: Hola Marcela (Se agacha frente a ella)

Marcela: Alexis (Sonríe al verlo) Viniste a verme

Alexis: Discúlpame por no haberte venido a ver antes. Me han pasado muchas cosas que no me lo permitieron desde que regresé a la ciudad. De verdad lo siento

Marcela (solloza): Nunca debiste irte y dejarme sola con mi papá.

Alexis (mortificado): Lo sé y lo siento mucho. Perdóname. Créeme que hasta yo mismo me lo recrimino.

Marcela: Tú no tienes idea de lo que tuve que pasar soportando la presencia de aquella intrusa que papá metió en la casa. ¡Fue ella que planeó todo para meterme en este psiquiátrico!

Alexis: Supongo que te refieres a Estela. Mariana me comentó que nunca te sentiste a gusto con ella.

Marcela: Porque siempre sospeché lo que se traía entre manos. Ella lo planeó todo para deshacerse de mí. Logró que papá me metiera aquí para dejarse el camino libre y poder casarse con él.

Alexis (desconcertado): ¿De qué estás hablando?

Marcela (desesperada): De la clase de mujerzuela que es Estela, de la manera en que engatusó a mi papá.

Alexis (incrédulo): Marcela… La imagen que tienes de Estela es sólo producto de la paranoia, pero…

Marcela: (lo interrumpe) Lo que te estoy diciendo no son locuras ni paranoia, es la verdad. Tienes que escucharme Alexis y creerme que lo te voy a decir es sólo la verdad. ¡Por favor!

Alexis se queda atento a todo lo que le dice su hermana.

INT. / MANSIÓN DOS SANTOS, SALA / NOCHE

Ha caído la noche sobre la ciudad de Miami. Estela luce resplandeciente, muy bien peinada y usando un vestido corto, que deja al descubierto sus delicados hombros y esbeltas piernas. En su cuello tiene puesto un costoso collar. Frente a ella está Concepción.



Estela: ¡Qué bueno volver a verte después de tanto tiempo Concepción!

Concepción: Lo mismo digo de ti muchacha. Es increíble como cambiaste tanto. Hasta princesa pareces (Le sonríe)

Estela: (riendo) Gracias por el hágalo. En cuanto me mudé pensé en ti. No me pareció justo que mi tía Carlota te echara luego de que se casó con Alexis y después de todos los años que trabajaste en esta mansión.

Concepción: Te agradezco que me hayas tenido en cuenta, sólo me desconcierta que ahora vayas a ser mi patrona. ¿Qué hay de la señora Carlota?

Estela: (fingiendo pena) ¡Ay Concepción! Si te contara. Mi pobre tía regresó a la ciudad hace unos días, pero sufrió un accidente fatal que la dejó inválida.

Concepción (sorprendida): ¿La señora Carlota inválida?

Estela: Así como lo oyes y sumado a eso, se divorció. En estos momentos se encuentra muy deprimida, no ha sido nada fácil para ella todo esto. Como no quiere ver a nadie te pido que no entres a su cuarto.

Concepción: ¿Entonces quién se está encargando de ella? ¿Contrataste alguna enfermera?

Estela: En realidad no contraté a nadie. Yo misma me encargo de cuidarla y llevarle sus comidas. Voy a salir, así que regreso tarde. La dejé dormida en su cuarto, así que si en algún momento oyes gritos o algo por el estilo, no hagas eso. La pobrecita desde el accidente sufre de pesadillas.

Concepción: Está bien, como ordenes Estela.

Estela: Entre otras cosas, también me gustaría hablar contigo largo y tendido, porque tengo muchas cosas que preguntarte sobre mi tía, de cuando comenzaste a trabajar para ella

Concepción: Eso fue por la época en que murió tu abuelo. ¿Qué es lo que quieres saber?

Estela: ¿Tú recuerdas cómo fue que murió él?

Concepción: (haciendo memoria) Eso siempre fue un misterio. La señora Carlota nunca permitió que le practicaran una autopsia por según ella era irrespetar su memoria, así que tu madre estuvo de acuerdo.

Estela: ¿Y sabes quién es el padre de Isabel? ¿Qué fue de él?

Concepción: Era el hijo del mayordomo de la casa. La señora Carlota tuvo una relación a escondidas con él, hasta que descubrió que estaba embarazada. Recuerdo el conflicto que hubo entre ella y el señor Dos Santos, inclusive él estaba dispuesto a desheredarla, pero a los pocos días murió.

Estela (sorprendida): Eso no lo sabía. Yo tenía cinco años cuando todo eso pasó. Pero no me respondiste qué fue de ese tipo y de su padre, el mayordomo. ¿Mi abuelo los echó?

Concepción: El muchacho huyó en cuanto se enteró que la señora Carlota estaba embarazada. Luego de que el señor Dos Santos murió, el mayordomo renunció. También recuerdo que por ese tiempo, tu madre recién había dado a luz a tu hermana menor, a Juanita…

Estela: Bueno, sólo quería saber eso. Disculpa que te haya bombardeado de preguntas cuando recién llegas, pero necesitaba aclarar un par de cosas. Gracias Concepción.

Concepción: Tal vez te sirva de ayuda el ático. Hay muchas cosas allí guardadas de la época de tu abuelo, álbumes de fotografía, papeles, objetos, aunque no sé si la señora Carlota las botaría después de que se casó.

Estela: Luego me doy una vuelta por allá. Yo me tengo que ir y ya lo sabes. Si escuchas que mi tía se altera, sólo ignórala. Deja que se calme sola. Buenas noches (Le sonríe)


Concepción: Buenas noches muchacha.

Estela sale del despacho caminando con elegancia. Entretanto, dentro del cuarto de Carlota, ésta se encuentra despierta, pero muy mareada y babeándose por el fuerte medicamento que Estela le inyectó.





Carlota (mareada): Aaaah Sáquenme de aquí (Mirando para todos lados) Sáquenme…

En eso, la mujer comienza a alucinar y ve a Estela burlándose de ella entre horrorosas risotadas.

Estela: ¡Estás atrapada Carlota! ¡Te tengo en mis manos! ¡Jajajajaja! ¡Te voy a matar!

Carlota (aterrada): ¡Noooo! ¡Déjame en paz! (Gritando) ¡Púdrete!

Estela continúa burlándose de ella y al instante, Carlota comienza a alucinar con Alexis, quien la mira con una sonrisa burlona, se acerca a Estela y la besa. Carlota comienza a llorar desesperada.

Carlota: ¡Malditos traidores! ¡Desgraciados! ¡Se van a morir en cuanto me pare de esta silla y salga de aquí! ¡Los voy a matar a los dos!

Estela y Alexis dentro de la alucinación dejan de besarse, miran a Carlota y se burlan juntos de ella. Las risas cada vez se vuelven más constantes e intensas y las caras de Alexis y Estela se tornan a unas infernales atormentando a Carlota.

INT. / AUTO DE ALEXIS / NOCHE

Alexis conduce su auto, pero está pensativo. Mariana se encuentra a su lado, en el asiento de copiloto.



Mariana: No has dicho casi nada desde que salimos del psiquiátrico Alexis. ¿Te pasa algo? ¿Qué hablaste con Marcela?

Alexis: No es nada, no te preocupes. Es sólo que sentí a mi hermana muy distante y me impactó mucho verla de nuevo así.

En ese momento, Alexis recuerda el resto de la conversación que tuvo con Marcela.

FLASH BACK



Marcela: (llorando) Estela me confesó que… que Alfredo no es mi padre. Me dijo que yo soy producto de una relación clandestina que tuvo mamá con otro hombre.

Alexis (impresionado): Eso es imposible… ¿Cómo podía Estela saber algo tan delicado?

Marcela: Ella me presentó unos papeles que tenía para comprobar que lo que me dijo era cierto, no sé como los consiguió, pero usó eso para lograr que me alterara y papá tomara la decisión de meterme en este manicomio

Alexis se pasa las manos por el rostro muy impactado por lo que Marcela le dice.

Marcela: Con eso entendí por qué papá siempre se comportó tan indiferente conmigo. Estela solo es una trepadora que busca enredar a todos los hombres de la familia para tener poder, así como lo hizo con papá, lo va a hacer contigo y con el abuelo Manuel…

Alexis (sorprendido): ¿El abuelo?

Marcela: Ya verás como no me equivoco. Esa mujer no va a dejar títere sin cabeza y te puedo asegurar que también va a enredar al abuelo para escalar alto. ¡No se va a rendir Alexis! Quiere succionarnos

FIN DEL FLASH BACK

Alexis deja de recordar y sigue conduciendo el auto, pero sin dejar de pensar en aquella conversación.

INT. / CASA DE MANUEL / NOCHE

Varias personas de la alta sociedad y de distinguidas familias asisten al cumpleaños de don Manuel Saín en su lujosa casa. Para ambientar la celebración se escucha una tranquila música de piano. Adela está un poco alejada de todos los invitados, hablando por celular con Marcela. Ésta última se encuentra en su habitación del hospital psiquiátrico.



Marcela: Así como lo oyes prima. Esta tarde Alexis vino a verme y vi la oportunidad de perfecta de confesarle de una vez por todas, la clase de mujer que es Estela.

Adela: ¿Sabes algo? Yo sigo pensando que estamos cometiendo un error. Por lo menos a mí no me parece que Estela sea una mala mujer.

Marcela: Tú lo dices porque no conoces sus alcanzas con tal de conseguir dinero y buena vida. Ya me vas a dar la razón cuando el abuelo Manuel y ella se conozcan. La muy perra no va a desaprovechar el chance y se le va a meter por los ojos.

Adela (asustada): La verdad es que me da miedo que todo esto resulte peligroso, no quiero que el abuelo vaya a salir afectado de ninguna manera.

Marcela: No te preocupes. Las cosas van a salir bien. Estela va a pagar lo que ha hecho y se va a hundir en la cárcel junto con su ambición.

Adela: Hablas muy segura. ¿Hay alguien más metido en esto?

Marcela: Tengo que colgar ya. Viene una enfermera (Cuelga el celular)

Adela en vista de que Marcela ha colgado, también cuelga su celular. Justo en ese momento, Estela llega a la reunión, impresionando a todas las personas e invitados con su porte y belleza. La presencia de la joven llama de inmediato la atención, inclusive la de Manuel quien bebe licor en una copa acompañado de unos amigos. Adela se acerca a ella.



Adela: ¡Estela, bienvenida! (La besa en la mejilla)

Estela: Hola Adela.

Adela: Ven, te voy a presentar con mi abuelo.

Las chicas caminan juntas hasta la parte en que se encuentra Manuel. El anciano al ver que Estela se acerca sonríe



Adela: Abuelito. Ella es Ishtar Jade. La invité a la celebración. Disculpa que no te lo haya dicho, pero quería que fuera una sorpresa para ti.

Manuel: Mucho gusto (Le besa el dorso de la mano a Estela) Hasta que por fin puedo conocer en persona a la gran Ishtar Jade, pero me imaginé que podía ser tan bella.

Estela: El gusto es mío don Manuel y le agradezco el halago. Adela me ha hablado mucho de usted, así que no podía perderme la oportunidad de venir a felicitarlo por su cumpleaños.

Manuel: Es un honor que una cantante tan hermosa se haya tomado ese detalle para conmigo.

Tanto Manuel como Estela siguen simpatizando muy bien con la mirada. Adela lo nota.

INT. / HOSPITAL PSIQUIÁTRICO, PASILLOS / NOCHE



Una enfermera camina por los pasillos desolados del hospital psiquiátrico. Es una enfermera de turno. Las luces de las linternas colgadas en el techo comienzan a parpadear, algo que asusta a la enfermera, quien de repente es golpeada brutalmente en la espalda con un barrote por alguien que parece ser una mujer, que usa ropa negra y una máscara aterradora.



La mujer misteriosa suelta el barrote, le roba las llaves a la enfermera que ha quedado inconsciente y la arrastra de los pies hasta el cuarto de aseo del hospital.

Entretanto, Marcela se encuentra en su habitación, recostada en la cama. La mujer misteriosa abre la puerta.



Marcela: Qué bueno que al fin vienes. Ya estoy preparada para que nos vayamos de este asqueroso manicomio.

INT. / CASA DE MANUEL / NOCHE

En la celebración del cumpleaños de Manuel, Estela y éste todavía platican muy a gusto. Ella bebe un coctel en una copa.



Estela: (riendo) Es usted un hombre muy agradable don Manuel. Créame que me la he pasado muy a gusto esta noche. Sabe como entretener a una mujer.

Manuel: Tú por tu parte eres una muchacha bastante pícara y sagaz. Con ese carisma no tengo duda de que estés siendo asediada por muchos pretendientes.

Estela: Ya ve que no. No hay muchos hombres dispuestos a involucrarse con una artista reconocida que casi siempre es el centro de los medios de comunicación, por los escándalos y la falta de privacidad, ya sabe…

Manuel: Por lo general esos medios son amarillistas, algo que cuido para que no se vea en los noticieros de mi canal.

Estela: Imagino que tiene mucho trabajo como presidente de un canal tan importante como Telemundo. Entre otras cosas… ¿sabe algo? Es curioso que su hijo nunca me haya hablado de usted.

Manuel (incómodo): ¿Te refieres a Alfredo?

Estela: Exactamente. No sé si esté enterado, pero yo fui su novia un tiempo antes de que… por desgraciada fuera asesinado. El caso es que durante nuestra corta relación no me habló en ningún momento de su padre.

Manuel: Alfredo y yo siempre tuvimos diferencias que nos mantuvieron distanciados y no tuvimos una buena relación. Tal vez por eso no te habló de mí.

Adela irrumpe en ese momento en la conversación.



Adela: ¿De qué hablan tan entretenidos desde hace rato?

Estela: De cosas de interés social. Tu abuelo es un hombre muy galante y simpático Adela, no sé por qué, pero me da la breve impresión de haberlo tratado de antes en algún lugar.

Manuel: Yo creo que más bien compatibilizamos bastante bien esta noche y por eso tienes esa impresión.

Estela: Debe ser eso. En fin. Pasé una noche encantadora, pero ya debo irme y se me hace tarde. De nuevo le digo que fue un gusto conocerlo don Manuel. Le agradezco mucho a Adela haberme invitado

Adela: Gracias a ti por haber venido Estela. Mañana nos vemos en el canal (Le sonríe)

Estela: Allá estaré. Hasta luego don Manuel.

Manuel (cortés): Buenas noches Estela.

Estela y Adela se despiden con un beso en la mejilla. La primera sale de la casa mientras que Manuel se queda mirándola fascinado.

INT. / MANSIÓN DOS SANTOS, CUARTO DE ESTELA / NOCHE

Carlota se encuentra con una apariencia deplorable, con ojeras, despeinada y los ojos hinchados luego de haber llorado durante un largo rato. La mujer todavía sigue bajo efectos de la droga que le aplicó Estela por lo que ve borroso.



Carlota: (babeándose) Aaaaaah… Alguien ayúdame por favor, sáquenme. Sáquenme de aquí

Carlota intenta pararse de la silla de ruedas, pero le queda imposible por su invalidez y por la camisa de fuerza. En el intento, Carlota se cae de la silla

Carlota: (llorando) ¡Por favor alguien ayúdeme! ¡Sáquenme! (Gritando desgarrada) ¡Sáquenme, por favor!

Concepción, por su parte pasa cerca del cuarto y escucha los gritos desesperados de Carlota. La anciana se extraña por eso y se dirige hasta el cuarto, quedándose escuchando detrás de la puerta.



Concepción: Parece ser la voz de la señora Carlota, ¿pero por qué está en un cuarto tan pequeño?

Concepción gira la perilla de la puerta, pero se da cuenta que está bajo llave. En eso, escucha que ha llegado un auto y decide retirarse.

EXT. / MANSIÓN DOS SANTOS / NOCHE

Estela es quien ha llegado en ese auto, conducido por Andrés, su mayordomo personal. La joven se baja y cuando se dirige a la entrada de la mansión, se topa de repente con Alexis.



Estela (sorprendida): ¡Alexis! ¿Qué estás haciendo aquí?

Alexis (serio): Supe por Mariana que te habías mudado a esta mansión. Necesito hablar contigo ahora mismo.

Estela: ¿Hablar conmigo a esta hora? Tiene que ser algo realmente importante como para que te hayas tomado la molestia de venir hasta aquí tan tarde.

Alexis: Quise venir para que seas tú misma quien me confirme o me desmienta la verdad sobre ti, porque necesito saber quién eres en verdad y qué es lo que has pretendido todo este tiempo conmigo.

Estela: ¿A qué vienen todas esas preguntas? Lo mejor es que te vayas, ahora no estoy para cuestionarios tontos y me siento muy cansada (Intenta irse, pero Alexis la detiene tomándola de un brazo)

Alexis (recio): Primero vas a tener que explicarme por qué me enredaste para destruir mi matrimonio con Carlota. Eso era lo que pretendías, ¿no? ¡Habla!

Estela: (soltándose de él) ¡Vaya! Hasta que por fin te diste cuenta que fuiste un completo estúpido que cayó rendido. Eso merece una condecoración, ¿no crees? (Le sonríe cínica)

Alexis se queda atónito al oír a Estela.

Estela: ¡Pues sí! Me parece justo que sepas de una vez cuán patético y estúpido fuiste, ya que no fue tan difícil seducirte para darme cuenta que tu debilidad siguen siendo las mujeres, como tiempo atrás cuando me llenaste de ilusiones y aún así te casaste con mi tía (Habla con rencor)

Alexis (muy decepcionado): Yo nunca fui completamente feliz con Carlota. Tú siempre me gustaste, sentía algo especial por ti, pero perdí las esperanzas de llegar algún lado contigo cuando te internaron en el psiquiátrico.

Estela (solloza): ¿Entonces qué tan serias eran tus intenciones conmigo? ¡Si hubieran sido en serio no me habrías dejado sola sufriendo en ese infierno! Habrías estado conmigo, acompañándome en mi supuesta locura porque para empezar ni siquiera estaba enferma.

Alexis: Yo sé cuantos errores cometí. El casarme con Carlota fue uno de ellos y…

Estela: (lo interrumpe) ¡Y nada! ¿Crees que tus excusas van a cambiar el pasado? ¡Pues ahórratelas porque no hacen falta! Yo sólo te di una cucharada de tu propia medicina.

Alexis (dolido): No puedo creer que sólo me hayas buscado para vengarte de algo así. Carlota también resultó afectada en todo esto y no tenía la culpa de nada.

Estela: A parte de idiota, eres cínico. Tú si bien pudiste haberme rechazado, pero no dudaste ni un segundo en irte a la cama conmigo varias veces sin importarte mi tía. ¿Y ahora pretendes echarme la culpa?

Alexis no sabe qué decir frente a las palabras de Estela.

Estela: No Alexis, el gran culpable de todo eres tú, un pobre títere que se deja manejar con facilidad. Ahora sufre, tanto como sufrí yo porque eso es justo lo que mereces.

Estela le lanza una profunda mirada de desprecio a Alexis y acto seguido entra a la mansión. Alexis niega con la cabeza, sintiéndose devastado y luego decide irse. Por su parte, Estela entra a su cuarto y tira su bolso en la cama; da varias vueltas y rompe a llorar, aunque inmediatamente se contiene y respira profundo.

Estela: (mirándose al espejo de su tocador) No pienso sufrir por un tipo tan insignificante como Alexis. Claro que no. ¡Es él quien debe estar sufriendo como el canalla que es! A mí nada me puede derrumbar

La mirada de Estela en su reflejo se torna a una dura y de rencor.

CONTINUARÁ...

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