Capítulo 20: Gran final (2º parte)

INT. CAFETERÍA – DÍA

Alexis y Adela toman un café, mientras platican.



Adela: (sorprendida) No puedo creer lo que me acabas de contar, Alexis. ¿Estás seguro que esa anciana no está mintiendo?

Alexis: ¿Qué razón tendría Concepción para estar mintiéndome con algo tan delicado?

Adela: (pensando) Esto no me lo había contado Estela. ¿Será cierto? (Deja de pensar) En fin, no me sorprende viniendo de Estela. Está visto que esa mujer es más peligrosa de lo que pensamos. Estoy segura de que es una asesina.

Alexis: Yo ya no sé qué pensar, Adela. Sólo quiero alejarme de esta ciudad, irme lejos, empezar una nueva vida con Mariana. Hoy le voy a pedir que se case conmigo.

Adela: ¿Cómo? ¿Tan pronto? Tengo entendido que no hace más de dos meses que se hicieron novios.

Alexis: Lo sé, pero sólo nos casaremos por lo civil. Más adelante podríamos casarnos por la iglesia si ella lo quiere. Sólo quiero irme en cuanto antes de Miami para viajar a Paloma.

Adela: Me sigue pareciendo demasiado apresurado, no sé

Alexis: Estoy seguro de que no me arrepentiría de casarme con Mariana. Ella me hace feliz a mí, siempre está apoyándome en todo, no me reclama y me entiende. Es la mujer ideal

Adela: Si tú lo dices…

Adela piensa en el último acertijo que el Justiciero le dio a Estela: “En las bodas de un infierno, aleatorios serán tus ruegos cuando al xilófono al atardecer una “s” le agregues a él”

EXT. VECINDARIO – DÍA

La detective Lautner ha seguido a la mujer rubia misteriosa hasta un vecindario de casas de clase media. Lautner se esconde tras un automóvil y observa cómo la mujer entra a su casa. La detective aún no se ha dado cuenta que está siendo seguida desde el cementerio por otra persona. Unos minutos después, la mujer rubia vuelve a salir. Ésta vez, no lleva nada puesto de tal modo que se le haga difícil reconocerla a Lautner, pero la cámara no enfoca el rostro de la misteriosa.



Lautner: (impactada) No puede ser. Esa muchacha...

Lautner ve que la mujer misteriosa se va, por lo aprovecha y llama a su compañero, Robles.



Robles: (molesto) ¡Lautner! ¿En dónde demonios estás? Te estaba llamando, pero no me contestabas.

Lautner: Lo siento, Alberto, pero apagué mi celular. Acabo de ver quién es la mujer que estaba visitando la tumba de Paloma Torres. La seguí hasta donde vive, entró y se volvió a salir.

Robles: Escúchame, no hagas nada todavía.

Lautner: No me puedes pedir eso. Esto es un reto para mí. Tengo que averiguar si esa mujer que acabé de ver realmente puede ser la asesina, así que voy a entrar a su casa. Te llamo más tarde (Cuelga la llamada).

Robles: ¡No puede ser! ¡Lautner, obedéceme! (Se da cuenta que ya colgó)

La detective Lautner mira para todos lados, cuidando que nadie la vea. En una hábil maniobra, le quita unas agujas a su reloj de muñeca y, con ellas, empieza a forzar la cerradura.

Lautner: Vamos (Sigue intentando).

Finalmente, Lautner consigue abrir la puerta, entra a la casa, pero de repente, siente que alguien cierra la puerta. La detective se da la vuelta, viendo que es Estela.



Lautner: (sorprendida) Estela... ¿Qué se supone que hace aquí?

Estela: (apuntándole con una pistola) ¡No se mueva, detective! He estado siguiéndola. Yo ya sabía que me iba a llevar al lugar preciso.

Lautner: ¿Se ha vuelto loca? ¡Baje eso! ¿Qué pretende hacer?

Estela: Lo siento, pero no me conviene que la policía siga interviniendo. Nada más los metí en esto para que me llevaran hasta el asesino, pero él puede darse cuenta y hacerle daño a Adela, y no estoy dispuesta a volver a perder una hermana. A partir de aquí sigo yo.

Lautner: Está cometiendo un grave error obstruyendo la autoridad. No puede pretender enfrentar a un asesino usted sola a no ser que también se vea comprometida en algo turbio.

En ese momento ambas escuchan la voz de una anciana que viene del interior de la casa.

Voz: ¿Quién anda ahí? ¿Hija eres tú?

Lautner: Tenemos que escondernos. ¡Pronto!

La detective y Estela se esconden rápidamente. La primera tras un sofá y la segunda dentro de un armario. Hacen silencio y oyen los pasos de esa anciana que les habló. Tocan la puerta, por lo que la anciana misteriosa, abre. Es la otra mujer misteriosa rubia.

Mujer misteriosa: Olvidé mi celular, abuela.

La mujer toma su celular de un tocador y se lo mete al bolsillo de su chaleco. En eso saca de un cajón una máscara. Es la misma máscara del Justiciero, la cual se pone en el rostro. La mujer se mira en el espejo como si no reconociera su reflejo con la máscara puesta. Estela entre abre la puerta del armario, pero ve a la mujer de espaldas.

Mujer misteriosa: Mi hora de ser feliz se acerca. Yo me he encargado de que así sea.

La anciana se para tras ella. Estela la reconoce por el reflejo en el espejo.



Estela: (impactada) Doña María…

La mujer joven poco a poco, se va bajando la máscara. Estela observa atónita a través del reflejo en el espejo quién es.



Estela: (susurrando) Mariana…

En efecto, se trata de Mariana, mostrando una mirada dura, penetrante y de odio. Estela se lleva las manos a la boca muy sorprendida y sigue observando como Mariana deja la máscara a un lado y saca de uno de los cajones de su tocador una foto enmarcada de Alexis, la cual acaricia. María se hace a su lado y observan juntas la foto.

Mariana: ¿Sabes? Alexis me citó para hablar conmigo y me dijo que era algo importante.

María: ¿Crees que va a pedirte matrimonio?

Mariana: Es lo más probable. Le he brindado mi apoyo incondicional todos estos meses. Él es el hombre de mi vida y eso nadie va a cambiarlo. Nos vamos a casar y va a ser mío siempre.

María: Ten por seguro que así va a ser, mi niña. Has hecho una buena labor quitando a las personas que te puedan impedir tu felicidad, personas malas de las que ya nos encargamos que pagaran.

Mariana deja la foto en el tocador y luego camina un lado específico de su casa, donde hay un maniquí que tiene un vestido de novia puesto. Estela sigue observándola desde el ángulo de su escondiste.

Mariana: Lo que más lamento es que mi mamá no nos pueda acompañar. Me da mucha pena que no pueda estar presente viéndome usar este vestido que confección para el día en que me casara con el hombre de mis sueños (Solloza). ¡Tenía que morirse! ¡Me dejó sola con el maldito cerdo de mi padrastro!

La detective Lautner está preparándose para salir de su escondite.



Mariana: (abrazando el maniquí) ¿Por qué mamá? ¿Por que te tenías que ir? Estarías tan orgullosa de mí (Intenta contener el llanto).

María: (consolándola) Ya no te pongas así, mija..

Mariana: Me duele siempre recordarla. Es una herida que tengo muy abierta, abuela.

María: ¿Cuántas veces te he dicho que seas fuerte? Las cosas sucedieron por culpa de Manuel Saín, él que nos abandonó a mi hija y a mí cuando salimos hace años de la mansión Dos Santos. No le importamos…

Mariana: ¡Por eso ya hicimos una parte de justicia! (Mira a doña María) Ya matamos al maldito de Manuel Saín como lo merecía, a la pinche loca esa de Marcela que usamos para que Adela y Estela se conocieran, y para que así Estela conociera a Manuel. Sólo falta hacerle pagar principalmente a ella… a Estela.

Estela (muy consternada): No puede ser, no lo puedo creer (Susurrando)

María: Y pagará, mi amor (Acariciándole el cabello). Estela también pagará. Es la única heredera viva de los Dos Santos, la única que nos falta.

La detective Lautner le quita el seguro a la pistola y sale de su escondiste, apuntándoles a doña María y a Mariana.

Lautner: ¡Alto ahí!

Ellas se sorprenden al ver a la detective.

Mariana: ¿Cómo entraste a mi casa?

Lautner: Soy la detective Sally Lautner. Están detenidas por ser autoras intelectuales de las muertes de Manuel y Marcela Saín (Acercándose). Y será mejor que no intenten nada.

Mariana empieza a reírse y su carcajada poco a poco se torna más fuerte.

Mariana: ¿Y viniste hasta aquí tú sola para arrestarnos?

Lautner: ¡Cállate! Tienes derecho a guardar silencio. Todo lo que me digas será usado en tu contra.

María: ¡Un momento! ¡Usted no puede arrestar a mi nieta! ¡No se lo voy a permitir! (Desafiante)

Lautner: Usted no es la autoridad, señora.

Lautner se prepara para esposar a Mariana, sin embargo ella ágilmente le pega un codazo en el estómago a la detective y acto seguido, la patea en la mano causando que Lautner suelte el arma. Lautner se tira al piso para recogerla, pero Mariana la jala del pelo con fuerza y golpea su cabeza contra el piso de tal modo que Lautner queda inconsciente. Mariana se incorpora.

María: ¡Ay, hija! ¡Tenemos que hacer algo! No podemos permitir que arruine nuestros planes.

Mariana: Vamos a deshacernos de ella (Pensativa). Ya sé cómo. Empaca todo lo importante en cuanto antes, abuela. ¡Rápido antes de que despierte!

Estela sigue en el armario en silencio. Mariana, muy apurada, le arranca el vestido de novia al maniquí y se va con él a su habitación. Saca una maleta de su clóset, empaca ahí el vestido y otras prendas de ropa y objetos personales, la cierra y va hacia la cocina en donde enciende todas las llaves de la estufa de gas. Por su parte, doña María también ha empacado en una maleta pequeña varios de sus vestidos y ropa, y se reúne en la cocina con su nieta.

María: ¿Qué piensas hacer?

Mariana saca de la alacena un cerillo y lo enciende.

Mariana: Esta es la manera más efectiva de limpiarlo todo (Arroja el cerillo al piso, sonriendo como una psicópata). Vámonos abuela. Esta casa no importa. Ya encontraremos un sitio donde quedarnos.

María: Muy bien.

Abuela y nieta salen de la casa rápidamente con sus maletas. Mariana cierra la puerta. Estela aprovecha y sale de inmediato del armario.

Estela: (moviendo a Lautner) Por favor, despierte, detective. ¡Pronto! ¡Tenemos que salir de aquí! ¡Despierte, maldición!

Lautner abre los ojos, pero sintiéndose muy desorientada.

Estela: Escúcheme. Tenemos que salir de aquí. Esto va a explotar. Apóyese en mí.

Lautner (consternada): ¿Qué...? ¿Qué pasa?

Estela ayuda a levantar a la detective, quien se apoya en Estela. Las dos se dirigen hasta la puerta. Estela abre y salen de la casa corriendo.

Estela: (gritando) ¡Al piso!

Se lanzan al piso al tiempo que la casa queda envuelta en una gran explosión.

EXT. CASA DE MANUEL – HORAS DESPUÉS

Ha caído la noche en Miami. Adela acaba de llegar en un taxi a su casa.



Mientras busca la llave para abrir, alguien con guantes negros le pone un pañuelo oliendo a escopolamina entre la boca y la nariz. Adela intenta soltarse, pero poco a poco va perdiendo el conocimiento y se desmaya.

INT. CAFETERÍA – NOCHE

Alexis espera a Mariana, ocupando una mesa. Mira su reloj de muñeca y bebe un poco de café. En eso, llega Mariana a la cafetería y se acerca a él.



Mariana: Hola (Se besan en los labios). Disculpa que haya llegado tarde, pero tuve un inconveniente a último momento (Se sienta)

Alexis: (extrañado) ¿Qué inconveniente? ¿Te puedo ayudar?

Mariana: No es nada. No te preocupes. Tuve que mudarme de la casa donde vivía. Estaba atrasada con la renta (Miente). Me instalé en un pequeño hotel con mi abuela mientras encontramos otra casa.

Alexis: No sabía nada. ¿Por qué no me lo dijiste? Te habría podido ayudar.

Mariana: No quería mortificarte con mis problemas, pero mejor pasemos de tema. Me da que esta no es una cita cualquiera como para que hayamos venido a esta cafetería tan elegante.

Alexis: (sonriendo) Tienes razón. Te pedí que vinieras porque quiero hacerte una propuesta, Mariana.

Mariana: (nerviosa) ¡Ay Alexis! Ya dime y no me hagas comer ansias.

Alexis saca del bolsillo de su saco, una pequeña cajita y la abre frente a Mariana. Es un anillo de compromiso. Mariana abre la boca y los ojos como platos muy sorprendida.

Alexis: Mariana, lo pensé y me he dado cuenta que eres una mujer muy especial. Estoy seguro de lo feliz que podríamos ser estando juntos y...

Mariana: (lo interrumpe) ¡Sí, Alexis! ¡Acepto! ¡Acepto casarme encantada contigo!

Alexis sonríe y le pone el anillo a Mariana en el dedo anular de la mano derecha. Ella se mira muy emocionada cómo le quedó puesto el anillo.

Mariana: (llorando) Te prometo que haré lo que esté en mis manos para hacerte el hombre más feliz. Te amo.

Los dos se levantan y se besan.

Alexis: Me gustaría que nos casáramos antes de viajar a Paloma y hacer alguna ceremonia sencilla por lo civil. Más adelante podríamos casarnos de nuevo por la iglesia.

Mariana: No importa si es por lo civil o por la iglesia, con ceremonia o no. Yo sólo quiero estar casada contigo en cuanto antes porque te amo. Para mí eso es lo más importante.

Mariana lo besa y Alexis le corresponde.

INT. HOSPITAL CENTRAL/HABITACIÓN DE LAUTNER – NOCHE

La detective Lautner reposa sobre una cama, recuperándose. Robles ha pasado a verla.



Robles: Sé que no es momento de hacerte reclamos, pero ¿te das cuenta de lo que hiciste por imprudencia? Pudiste perder la vida.

Lautner: (molesta) Yo sé que lo arruiné todo y de nada me sirve decir que lo siento mucho. Ni siquiera recuerdo lo que pasó. Tengo la cabeza muy confusa (Se lleva las manos a la cabeza). Ni siquiera consigo recordar bien cosas tan básicas como mi dirección, mi número de teléfono o mi fecha de nacimiento.

Robles: El doctor dijo que estás sufriendo un tipo de amnesia temporal debido a un fuerte golpe en la cabeza, pero en el trascurso de los días vas poder recordar todo mejor. Vas a necesitar terapia.

Lautner: (llorando furiosa) ¡Soy una vergüenza como detective! Estaba tan cerca de la asesina y la dejé ir. ¡Era una mujer! ¡Estoy segura! Tengo la imagen muy difusa en la cabeza. Estaba en el cementerio.

Robles: Nosotros te encontramos en aquel vecindario. Parece ser que Estela Martínez estaba contigo. Ella me llamó y me dio la dirección de donde te encontrabas para que enviara una ambulancia y un camión de bomberos, pero no he podido localizarla, ni a ella ni a Adela Parker.

Lautner: Tal vez se están escondiendo de la asesina por miedo a que les haga algo.

Robles: La única manera de descubrir la identidad de “El Justiciero” era que el dueño de la bodega reconociera alguna de las fotos de las mujeres cercanas a Estela, pero con lo que pasó contigo, lo dejé a un lado y ahora está también desaparecido. Ya mandé a buscarlo

Lautner: Lo más probable es que con mi imprudencia, haya alertado a la asesina y haya secuestrado al hombre. Lo más probable es que ahora me vayan a destituir de mi cargo por imbécil.

Robles: No pienses en eso ahora, Lautner. Lo mejor es que estés tranquila. Ya luego veremos. Yo, por lo pronto, sigo investigando.

Lautner: ¿Lograste saber a nombre de quién está la casa?

Robles: Paloma Torres, pero ya sabemos que falleció. Según algunos vecinos que interrogué, vivían dos mujeres, una joven y una anciana.

Lautner: ¿Qué más te dijeron?

Robles: No mucho. Me dijeron que nunca hablaban con nadie, además la joven siempre iba muy abrigada, con gorra o usando lentes de sol.

Lautner: ¿No has buscado en los registros quiénes eran los parientes de Paloma Torres?

Robles le lanza una carpeta con varios archivos en la cama.

Robles: Tan solo logré ubicar a su madre, una tal María Torres, pero vive en otro vecindario lejos de allí. Me contó que después de que su hija se casó con el director de un hospital psiquiátrico no supo nada más de ella.

Lautner: ¿Y no contactaste al dichoso director ese?

Robles: Murió hace algunos meses después de haber estado en coma durante un año. Algunas enfermeras del hospital me contaron que solo vino a verlo en una ocasión la mujer que estamos buscando, la rubia de ojos azules. Cuando quise buscar en las cámaras de seguridad, las cintas estaban desaparecidas, igual como sucedió en el hotel donde encontramos a Manuel Saín.

Lautner: No dudo que haya sido ella la que se encargó de borrar la evidencia, pero ya sabemos que la asesina está haciéndose pasar por la tal Paloma Torres. ¿Qué tal si es su hija? ¿No has buscado nada al respecto?

Robles: Lo hice, pero la única hija registrada de Paloma Torres murió durante el parto. Logré conseguir un antecedente médico.

Lautner: (frustrada) No es posible que no haya nada.

Robles: Es lo que hay, Lautner. No nos queda más que seguir investigando.

INT. CUARTO OSCURO – HORAS DESPUÉS

El dueño de la bodega y Adela, están atados de manos a pies a una silla, dormidos. En una penumbra, Mariana usa el disfraz de “Justiciero” pero sin la máscara y tiene el cabello recogido. Está utilizando un micrófono especial mientras llama a alguien por celular.

INT. AUTO DE ESTELA – NOCHE

Estela se encuentra en su auto. La joven ve que está recibiendo una llamada a su celular del mismo número desconocido de siempre, el del Justiciero.



Estela: (contesta la llamada muy seria) Habla… ¿Qué quieres ahora?

Mariana: (con voz distorsionada) Fuiste muy estúpida, Estela. Lo peor que pudiste hacer fue hablar con la policía, pero de nada te sirvió. Me encargué de que no quedaran pruebas de mi verdadera identidad y ahora tengo a Adela.

Estela: No te creo nada.

Mariana: ¡Muy bien! En vista de que no me crees, compruébalo por ti misma.

Mariana, en el cuarto oscuro, se pone la máscara y una peluca, deja el celular sobre una mesa y le arroja una cubeta de agua helada a Adela, despertándola en el acto.



Adela: ¡Ah! (Mirando para todos lados) ¿Qué es esto? (Se percata que está amarrada) ¿En dónde estoy?

Adela se queda muy asustada al ver frente a ella al Justiciero. Al otro lado de la línea, Estela logra escuchar la voz de Adela y hace una expresión de furia en el rostro. El Justiciero toma el celular y se lo pone a la aterrada Adela en el oído.

Adela: Estela... ¿Estela eres tú?

Estela: (preocupada) ¡Adela!

Adela: Estela no sé qué hago aquí. Llegué a mi casa y sentí que de repente alguien me puso un pañuelo en la nariz y me desmayé. ¡Por favor, ayúdame!

Estela: Escúchame, Adela. Ten calma. Te prometo que voy a hacer hasta lo imposible para que no te pase nada.

Mariana le quita el celular del oído a Adela, se aleja de ella y le habla a Estela.

Mariana: (con voz distorsionada) ¿Ahora me crees?

Estela: (furiosa) ¡Te juro que si algo le pasa a Adela te mato con mis propias manos! ¿Me oyes? ¡Te mato! No me conoces bien.

Mariana: (con voz distorsionada) ¡Qué miedo! (Se burla) Todo va a depender de ti. Tienes aproximadamente tres semanas para acudir al lugar del último acertijo que te envié. Será en un lugar público con mucha gente, así que estaré escondido observándote. Si intentas algo, voy a degollar a tu "hermanita"

Estela: (conteniendo la ira) ¿Qué debo hacer una vez que llegue al lugar?

Mariana: Primero, vas llamar a la policía para que acudan al sitio. Una vez que llegues, les confesarás a todos la clase de mujerzuela barata que eres y confesarás que mataste a Alfredo Saín, a tu tía Carlota, a Manuel y a Marcela.

Estela: La policía sabe que yo no maté a los dos últimos.

Mariana: Eso es muy sencillo. Les dirás que Marcela era tu cómplice y la impulsaste para que envenenara a Manuel y luego, la mataste para que no quedaran cabos sueltos.

Estela: (resignada) Está bien, lo haré. Iré a la cárcel, pero ¿cómo me garantizas que no le harás nada a Adela?

Mariana: Te doy mi palabra. Adela no podrá decir nada una vez pase todo porque a ella también la amenazaré con matarte a ti si no cierra su linda boca.

Mariana rosa con un cuchillo a Adela, quien permanece quieta, muy angustiada.

Mariana: Todo saldrá perfecto porque ya me encargué de enviarle a la policía tus fotos comprometedoras, que te implican como la asesina de Carlota Dos Santos. Espero que todo te haya quedado claro.

Estela: Por lo menos deberías decirme quién eres (Finge no saberlo). ¿Tan patético te sientes como para hundirme ocultándote de mí?

Mariana: ¡Cállate! (Le pega una cachetada a Adela)

Adela: (adolorida) ¡Argh!

Estela logra escuchar por el celular el gemido de Adela.

Estela: ¡Detente, no la golpees! (Desesperada)

Mariana: El sufrimiento que pase Adela en mis manos depende de ti. Buena suerte (Le cuelga).

Estela tira su celular para el asiento de al lado de su auto, recuesta su cabeza en el volante y derrama un par de lágrimas con una expresión dura en el rostro.

Estela: ¡Desgraciada, mustia! (Golpea el volante) Juro que voy a acabar con ella aunque sea lo último que haga. Ya veremos quién gana, si ella o yo. ¡Ya lo veremos!

INT. CUARTO OSCURO – NOCHE

Mariana, disfrazada por supuesto, le tira una cubeta de agua fría al dueño de la bodega. Adela observa muy asustada en silencio. El dueño de la bodega se despierta.

Hombre: (mirando para todos lados) ¿En dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí?

Mariana, en silencio, se acerca a la mesa y prepara una jeringa con un líquido misterioso. Luego se acerca al hombre y con un pedazo de algodón, prepara una vena del cuello de él para inyectarlo.

Hombre: (aterrado) ¿Qué me estás haciendo? ¿Quién eres tú?

Adela: (a Mariana) Por favor, no le hagas nada, sea quien seas. No lo mates (Llorando).

Mariana los ignora y termina por inyectar al hombre, quien grita aterrado en medio de un eco.

TRES SEMANAS DESPUÉS

INT. SALÓN/BAÑOS – DÍA

Concepción y doña María le ayudan a Mariana a terminar de ponerse el vestido de novia. Mariana luce muy hermosa, maquillada y con el pelo cepillado. La muchacha se mira al espejo, sonriendo ilusionada.



María: (sonriendo) ¡Te ves como una princesa, mi amor!

Mariana: ¡Ay, abuelita! ¡Por fin se llegó el día! Me voy a casar con Alexis! ¡Jamás había sentido tanta emoción!

Concepción: Los dos hacen una bonita pareja y tú eres una muchacha muy buena y noble. Se ve que serán muy felices (Le sonríe).

Mariana: Con seguridad que sí. Yo misma me he encargado de que así vaya a ser (Dice con doble intención).

Concepción: Sin contar que quedaste preciosa.

María: Doña Concepción tiene toda la razón. Tu novio se va a quedar sin palabras cuando te vea.

Mariana: Muchas gracias. Halago que me hacen.

Concepción: Muy bien. Vamos ya. Todos los invitados debieron haber llegado ya y Alexis debe estar esperándote con el notario.

Mariana: Tengo muchos nervios (Respirando profundo).

María: Ten confianza. Todo va a salir bien.

Mariana, doña María y Concepción salen del baño. Entretanto, en el salón, los invitados a la boda están en sus asientos. Alexis luce su traje de novio en el altar, junto al notario y se extraña al ver entrar al detective Robles con algunos policías. Alexis se acerca a él.



Alexis: (sorprendido) Detective, me sorprende que haya venido a mi matrimonio (Se dan la mano).

Robles: Me gustaría hacerlo en otras circunstancias, pero lamentablemente no es así.

Alexis: (extrañado) ¿Por qué lo dice? ¿Sucede algo?

Robles: No quisiera aguarle su boda, señor Saín, pero hace varias semanas Estela Martínez está prófuga de la ley.

Alexis: ¿Por qué? ¿Acaso ya consiguieron pruebas que la inculpen en los asesinatos de mi abuelo y de mi hermana?

Robles: Más bien recibimos unas fotos que la hacen responsable directa de la muerte de su tía, Carlota Dos Santos. Ahí se ve claramente como Estela y ella forcejeaban y cómo Estela la empujó a la vía férrea del tren.

Alexis: (impactado) No puede ser... Entonces es cierto (Se pasa las manos por el rostro)

Robles: ¿Usted sabía algo?

Alexis: Más bien lo sospechaba. Hay alguien que puede servirle de testigo para lo que pasó esa noche. Trabajó para Estela. Es una anciana que se llama Concepción.

Robles: Me va a servir de mucha ayuda, ya que en un principio, Estela afirmaba que había sido la tal Concepción la culpable de la muerte de Carlota Dos Santos, pero fuera de eso, vine también porque es probable que Estela no tarde en aparecerse aquí cuando comience la ceremonia.

Alexis: ¿Cómo lo sabe?

Robles: Ella misma me llamó esta mañana para citarme aquí. Desconozco qué pretenda hacer.

EXT. SALÓN – DÍA

Estela está dentro de su auto, afuera del salón donde se llevará a cabo la boda de Mariana y Alexis. La muchacha usa sus gafas de sol.



Estela: Llegó el día. Mariana cree tener todo bajo control, pero no se imagina con que yo también tengo mi haz bajo la manga.

Estela saca de su bolso una pistola y le quita el seguro.

INT. CUARTO OSCURO – DÍA

Adela, desde hace rato, intenta soltarse los pies de la soga con la que está amarrada. Lo logra, sin embargo, le faltan las manos. La chica de tanto forzar, se ha maltratado las muñecas y está sangrando.



Adela: Tengo que salir de aquí. Ese asesino puede matar a Estela. ¡Ya…! ¡Ya casi!

Ella sigue intentando desatarse las manos.

INT. SALÓN – MINUTOS DESPUÉS

Mariana llega al salón, enganchada de brazo con un amigo de Alexis, que se escogió como padrino de la boda. Éste la acompaña hasta el altar. Una vez llegan, el padrino se sienta y Mariana y Alexis se sonríen. Doña María es la madrina. A la boda han asistido pocas personas, que se ponen de pie para iniciar el protocolo.



Notario: Buenas tardes a todos. Estamos aquí reunidos para presenciar la unión matrimonial entre la señorita Mariana Smith y el señor Alexis Saín...

Mientras el notario sigue hablando. Estela entra a pasos lentos al salón. El sonido de sus tacones se hace sentir entre los presentes, quienes posan su mirada en ella. El detective Robles desde su banca la ve. Estela se quita las gafas negras, las tira al piso y dispara hacia el techo.



Estela: ¡Detengan esto!

Se escuchan los gritos de angustia de los presentes por el disparo. Mariana y Alexis voltean. Robles y sus hombres sacan sus armas y le apuntan a Estela.

Robles: Será mejor que baje el arma, Estela, antes de alguien salga herido.

Estela: ¡No voy a bajar nada! Y les advierto. ¡No quiero que nadie se me acerque! (Grita histérica)

Alexis: Estela... ¿Qué estás haciendo? ¿Te volviste loca?

Mariana: (fingiendo susto) Por favor no nos hagas daño, Estela. No hagas algo de lo que te puedas arrepentir después.

Estela: (a Mariana) ¡Tú cállate!

Estela le apunta con la pistola. Mariana grita asustada y Alexis se antepone a ella.

Alexis: ¡Será mejor que bajes esa arma, Estela! ¿Por qué haces esto? ¿Qué es lo que quieres?

Estela: Yo no vine a matar a nadie si eso es a lo que todos temen. ¡Vine a acabar con todo esto de una buena vez! Ya me da igual lo que pueda pasar conmigo, pero si estoy aquí es por la única hermana que me queda (Solloza).

Mariana, tras Alexis, se sonríe con disimulada malicia con su abuela, doña María.

Estela: (rompiendo a llorar) Hice muchas cosas malas para poder vengarme sin piedad de todos los que me hicieron daño. Me dejé llevar por esa sed insaciable de poder y venganza que sólo me secó más por dentro y aquí estoy...

El detective Robles, sin que Estela se dé cuenta, le hace una seña a sus compañeros para que se acerquen lentamente a ella.

Estela: Todo es más turbio de lo que tú te imaginas, Alexis, porque siempre fuiste un títere que se dejó manejar por Carlota y por mí.

Alexis: (desconcertado) Estela...

Estela: (llorando) ¿Recuerdas el manicomio en el que me internaron y por el que tú me dejaste? ¡Pues bien! Entérate que si paré en ese maldito infierno fue por culpa de ella, de Carlota. ¡Ella me encerró cuando supo que entre tú y yo había algo! Y no conforme con eso, cuando mi hermano se enteró, lo mató a sangre fría tirándolo por las escaleras.

Alexis: Eso no puede ser verdad. ¡Estás mintiendo! Carlota nunca hubiera sido capaz.

Estela: Es lo que tú crees, pero siempre estuviste engañado y manipulado por ella, al punto de que nunca te enteraste de que en el pasado tuvo un romance con tu papá y producto de esa relación nació Isabel, que es tu hermana.

Alexis: (muy alterado) ¡Mentira! ¡Estás loca! ¡Estás completamente loca y solo quieres calumniar a mi papá y a mi esposa para librarte de lo que has hecho!

Estela: Es tu problema creerme o no. Tan solo te estoy explicando cómo fue que me convertí en ese monstruo y me llené de tanto rencor al punto de que… (Llorando desconsolada) Maté a tu papá. ¡Yo maté a Alfredo!

Alexis se impresiona al oír tal confesión. Los presentes empiezan a murmurar.

Estela: Lo maté cuando descubrió las intenciones que siempre tuve con él, enredarlo para que me llevara a la cima y me hiciera la mujer en la que me convertí. Yo fui quien lo mató.

Alexis: (furioso) ¡Maldita infeliz! Es increíble que puedes ser tan cínica de aparecerte el día de mi matrimonio para confesarme algo así (Intenta ir hacia ella).

Mariana: (deteniendo a Alexis) ¡No, Alexis! No te muevas. Te puede hacer daño

Estela: El daño ya está hecho desde hace mucho tiempo, Mariana y tú lo sabes mucho mejor que yo (Le sonríe con burla al tiempo que le apunta con la pistola)

Mariana desencaja un poco el rostro, sintiéndose nerviosa por lo que Estela pueda decir. Doña María desde su asiento, teme que algo no salga bien. El detective Robles también escucha atento.

Estela: (a Mariana) ¿Por qué no le dices a Alexis quien mató a Marcela y a Manuel Saín?

Alexis: ¿De qué está hablando ella, Mariana?

Mariana: (nerviosa) No lo sé...

Estela: ¡Vamos! ¡Diles a todos que tú también eres tanto o peor que yo! ¡Eres una asesina!

Mariana: Estás loca. No sé de qué me hablas.

Estela: Lo sabes muy bien. ¡Deja de hacerte la idiota! ¿O quieres que te recuerde frente a todas estas personas un par de cosas muy oscuras que conozco de tu pasado?

El detective Robles les hace una nueva seña a sus hombres de no acercarse más a Estela.

Estela: (imitando a Mariana) "¿Por qué mamá? ¿Por que te tenías que ir? Estarías tan orgullosa de mí "

Mariana empieza a temblar. Alexis está totalmente consternado, sin entender nada.

Estela: Inocente de tu madre. Realmente no creo que ella haya querido ver la clase de loca enferma en que se convirtió su hija por culpa de su propia mamá (Le apunta ahora a doña María quien abre los ojos como platos) ¡Sí, doña María! Usted es la mente maestra de todo, la que impulsó a su nieta a convertirse en una asesina por venganza. Sólo falta que le confiese a Alexis que usted también es su abuela.

Todos se sorprenden ante eso.

Estela: ¡Porque así es, señores! ¡Ella también es la abuela de Alexis! ¡Y tengo como comprobarlo!

Alexis: (anonadado) ¡No dices nada más que mentiras para enredarnos! Mi abuela está muerta…

Estela: Eso te hicieron creer siempre, Alexis, pero no es así. María y Manuel fueron tiempo atrás empleados de mi abuelo, y a su vez eran pareja, pero se separaron luego de que Manuel matara a mi abuelo y ella se viera obligada a irse de la mansión con su hija, la madre de Mariana. ¡Hay muchas pruebas que delatan a esta señora!

Estela continúa apuntándole a doña María. Mariana aprieta la mandíbula y de sus ojos brotan lágrimas de ira.

Estela: Doña María sabía de todas las fechorías que cometió Manuel Saín junto con mi tía Carlota. Por eso, todo este tiempo, le inculcó a Mariana una venganza. ¡Fue ella quien mató a Manuel y a Marcela! Pero ellas pensaron que se saldrían con la suya (Comienza apretar el gatillo).

Mariana: (explotando de histeria) ¡No te atrevas a hacerle daño a mi abuela, maldita desgraciada!

Mariana corre hacia a Estela e intenta quitarle el arma. Ambas jóvenes empiezan a forcejear. Alexis se acerca y trata de que ninguna de ellas, accione el gatillo por accidente. El detective Robles no sabe cómo intervenir.

EXT. ESTACIÓN DE POLICÍA DE MIAMI –DÍA

Entretanto, Adela corre lo más rápido que puede sin detenerse un solo instante. Llega a la estación de policía para hablar con el detective Robles, sin embargo allí le informan que no está. Adela da vueltas sobre sí misma, sintiéndose desorientada.



Adela: (llevándose las manos a la cabeza) ¡Tengo que salvar a Estela! ¿Dónde? ¿En dónde puede estar?

Adela recuerda el acertijo: En las bodas de un infierno, aleatorios serán tus ruegos, cuando al xilófono al atardecer una “s” le agregues a él.

Adela: ¡El acertijo! Menciona una boda y precisamente Alexis debe estar casándose hoy con Mariana. ¡El asesino lo va a matar allá! Pero ¿cómo llego? ¡Tengo que hacer algo! (Desesperada)

Adela vuelve a entrar a la estación de policía y se dirige a un policía, ayudante de Robles, el mismo que le informó que no estaba.

Policía: ¿Otra vez usted señorita? ¿Qué se le ofrece?

Adela: Usted tiene que saber en dónde está el detective Robles, ¿no? Yo sé que está atendiendo el caso del “Justiciero” y fue a una boda.

Policía: (sorprendido) ¿Cómo lo sabe?

Adela: (exasperada) ¡Simplemente lo sé y punto! Tiene que llevarme a esa boda, a la boda de Alexis Saín. Le aseguro que puedo serle de mucha ayuda al detective. ¡Por favor!

INT. SALÓN –DÍA

El alboroto continúa. Estela y Mariana siguen forcejeando con el arma. Alexis intenta intervenir.



María: (asustada) ¡Mi nieta! ¡Hagan algo! (Les grita a los policías)

De repente, se oye un disparo. Todos en el salón se intrigan por saber quién lo recibió. Mariana se mira en el estómago y ve que ha sido ella a quien le impactó la bala. Doña María, al ver eso, corre hacia ella. Alexis sostiene a su prometida.

Alexis: ¡Mariana!

Mariana se desvanece en brazos de Alexis, pero permanece con los ojos abiertos. Doña María se acerca a su nieta, llorando.

Mariana: Abu… abuela (Su vestido de novia contraste con el rojo de la sangre)

María: ¡No, Mariana! ¡Tú no te puedes morir mi vida! (Se aferra desesperada a Mariana) ¡Tú no te puedes morir antes que yo!

Robles: (hablando por el radio de comunicación) Necesito que envíen una ambulancia en cuanto antes. Repito. Una ambulancia al salón “Miami’s Elegance”.

Alexis: (preocupado) Ya van a enviar una ambulancia, Mariana. Resiste.

Mariana: Yo sólo quería ser feliz contigo, Alexis, aunque tú nunca supieras el verdadero lazo que nos unía (Le acaricia el rostro) Porque somos primos.

Alexis: ¡Eso es imposible, Mariana! Estás delirando (Llora desesperado) Dime que no es cierto todo lo que dijo Estela. ¡Dímelo, por favor!

Mariana: (ignorándolo) Quería que fuéramos felices, ya que yo nunca pude serlo. Tuve que… (Tosiendo) Tuve que soportar que cuando mi mamá muriera, mi padrastro abusara de mí… (Solloza) En ocasiones me obligada a acostarme con sus amigos

Doña María llora desgarrada. Alexis también llora sin poder asumir de inmediato lo que escucha.

Mariana: Mi abuela fue la única persona que me dio la valentía para sacarme de ese infierno y hacerme ver que debíamos hacer justicia para quitar del medio esas personas malas. Quiso hacerlo con mi mamá, pero ella prefirió olvidarse de todo y cuando murió, tenía que empezar lo que ella no se atrevió a hacer. Por eso, entré a trabajar como secretaria en la disquera de don Alfredo.

Alexis: ¡No, Mariana! ¡No puede ser! (La abraza llorando)

Mariana: Perdóname (Empieza a expulsar sangre por la boca) Tú fuiste otra persona que le dio luz a mi vida en un momento de oscuridad. Te amo, no lo olvides…

María: ¡Mariana! ¡No me dejes, mi niña! ¡Aguanta!

Mariana: (cada vez más débil) Te quiero mucho, abuela (La toma de las manos) Gracias por todo.

Una lágrima brota del ojo derecho de Mariana. Ella dirige su mirada por última vez en Estela.

Mariana: Si en algo nos parecimos tú y yo, es que siempre fuimos víctimas de lo que hicieron nuestras familias en el pasado y sólo queríamos buscar después venganza.

Mariana le sonríe levemente a Estela y cierra los ojos. Doña María y Alexis intentan reanimarla.

Alexis: (moviéndola) ¡Mariana, despierta! ¡Abre los ojos, por favor! ¡Mariana!

María: ¡Mi nieta! ¡Ay, mi nieta! ¡Mi Mariana! (Llorando desconsolada) ¡Mariana!

Estela se siente muy consternada; aún tiene la pistola en su mano y se la sube lentamente a la cabeza, apuntándose, dispuesta a suicidarse. Cierra los ojos, pero en ese momento oye un grito que la detiene.



Adela: ¡Estela, nooooooooooo! (Grita desgarrada)

Adela entra corriendo al salón y detiene a Estela, quitándole el arma. Acto seguido la abraza. Estela también la abraza y ambas hermanas rompen a llorar.

Estela: (sumisa en el abrazo) Pase lo que pase conmigo, perdóname Adela. Perdóname (Se separa de ella).

El detective Robles se acerca y procede a esposar a Estela. Adela no entiende.



Adela: ¿Qué está haciendo, detective? ¡No puede arrestar a mi hermana!

Robles: Lo siento mucho por usted, Adela, pero créame que sólo hago lo correcto.

El detective saca a Estela del salón. Otro policía, compañero de Robles, procede a arrestar a doña María, quien no quiere apartarse del cuerpo de Mariana.

María: (histérica) ¡No me toque! (Intenta soltarse) ¡Tengo que estar con mi nieta! ¡Déjenme!

El policía se lleva a la fuerza a la desesperada anciana. Alexis llora, aún abrazando el cuerpo sin vida de Mariana, manchándose las manos de la sangre de la muchacha.

TRES AÑOS DESPUÉS

En la televisión, justamente en el canal Glook TV, Adela está presentando un programa especial. La chica se ve con un peinado diferente.



Adela: Hace tres años fuimos testigos de muchos acontecimientos de una gran estrella, una estrella que nos conquistó con su música y carisma, y me refiero nada más y nada menos que a Ishtar Jade.

Mientras Adela habla, la cámara enfoca a Alexis, mirando el programa desde un televisor en una cafetería. También enfoca el interior de una cárcel, más específicamente dentro de una celda en donde se encuentra una mujer, escribiendo sobre un cuaderno.

Adela: A esta gran cantante, no la volvimos a ver y nos surgen preguntas como… ¿Qué ha sido de ella? ¿Piensa volver a los escenarios? ¿La volveremos a ver?

En la cárcel que se enfocó anteriormente, una guardiana le habla a la mujer oculta entre la penumbra.

Guardiana: Tienes visita.

Minutos después, la misma mujer llega hasta la sala de visitas. Es Estela, usando el uniforme de reclusa, desmaquillada y con el cabello recogido. Ya no es la misma cantante impetuosa, elegante y seductora de antes, aunque conserva un poco esa expresión de picardía. Estela se sorprende al ver que es Adela, su hermana, quien la visita esperándola sentada al otro lado del cristal transparente.



Estela: (sentándose) Llegué a pensar que no te volvería a ver nunca más y menos visitándome en un lugar como este.

Adela: (seria) Han pasado varios años desde la última vez que nos vimos y el hecho de que no haya venido antes, no significa que me haya olvidado de ti. Eres mi hermana.

Estela: No te preocupes. No te he reprochado nada. Me imagino que te tomaste tu tiempo para alejarte de tantos engaños y mentiras que te rodearon. Lo entiendo.

Adela: Hay muchas incógnitas respecto a tu desaparición de los escenarios, sin embargo no se ha filtrado ninguna información de tu verdadero paradero. ¿Qué harás cuando salgas de aquí?

Estela: No lo sé, pero el día se acerca. Pienso iniciar de nuevo mi vida, buscarme una casita para vivir y un trabajo. Es lo máximo que me merezco después de todos los errores que cometí en el pasado.

Adela: ¿Y qué harás con tu parte de la herencia del abuelo?

Estela: (sonriendo forzada) No quiero ese dinero. Por él se desataron muchas cosas malas. Por esa herencia murieron varias personas y surgieron muchos odios. Definitivamente no lo quiero. Dónalo a alguna fundación para niños enfermos, a un hospital, un orfanato, no lo sé…

Adela: ¿Estás segura?

Estela asienta con la cabeza. Estela empieza a narrar, enfocándose otras escenas.

Estela: (voz en off) Todos alguna vez hemos tenido ambiciones, codiciamos algo. Queremos forjar el futuro de acuerdo a como lo aspiramos…

PALOMA
INT. / CASA DE ALEXIS / DÍA




Alexis está observando el mar desde el balcón de su apartamento, acompañado de su esposa, Hilda, quien una vez fue su sirvienta. Hilda tiene varios meses de embarazo. Los dos lucen felices.



Estela: (voz en off) Pero muchas veces, esa ambición puede hacer que perdamos el límite y nos encaminemos por lo equivocado…

Se enfoca una foto enmarcada de Manuel Saín y de Carlota.

Estela: (voz en off) No medimos las consecuencias de nuestros errores y terminamos haciendo daño…

FLASHBACK



Carlota: ¿De verdad creíste que por probarte un collar, dejarías de ser la sucia de barrio bajo que eres? No, mi amor. La que eres, serás y eso no lo puedes cambiar. Un collar de estos no es para ti. Es demasiado valioso para alguien que vale tan poco...

Carlota mira con desmedido desprecio a Estela y se encierra en su cuarto. Estela se queda llorando destrozada y humillada

FIN DEL FLASHBACK

Estela: (voz en off) Y eso se torna en una cadena de no terminar…

FLASHBACK



Alfredo: (nervioso) ¿Qué estás haciendo Estela? ¡Baja eso!

Estela: (apuntándole con el arma) ¡Muérete, maldito!

Estela dispara

FIN DEL FLASHBACK

Estela: (voz en off) ¿Pero qué queda de todo eso si estás solo y en tu ambición, has alejado a los que más querías? Y por desgracia, algunos se dan cuenta muy tarde y no alcanzan a ver el sol en lo alto horizonte… Ese sol que ahora brilla para mí…

Días después, Estela sale de la cárcel, luego de haber pagado una condena de tres años por la muerte de Alfredo, la de Carlota y accidentalmente la de Mariana. La muchacha mira hacia el cielo con cierta tristeza y luego se ve como visita las tumbas de sus hermanos, Juana y Sebastián, poniéndole a cada uno un clavel blanco.



Estela: Hermanos…

Estela acaricia con nostalgia ambas lápidas, al tiempo que un par de lágrimas recorren sus mejillas. La muchacha se las limpia y se levanta del césped, se abraza así misma para después sonreír y mirar hacia el horizonte con la esperanza de que un mejor destino la acompañe.

…FIN…

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